La vida del revés

¿Sedición o ruina personal? ¿Independencia o hambre?

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13 nov 2022 / 17:49 h - Actualizado: 13 nov 2022 / 17:55 h.
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Pues yo no quiero quitar importancia a las cosas que pasan en la política de este país, pero me niego a no dar la que tiene a lo que siento, intuyo o conozco.

Me parece que los políticos catalanes, que se pasaron de la raya con la proclamación de la república catalana y todo ese embrollo, son unos inútiles, unos tipos peligrosos para la convivencia democrática. Ya sé que no se arrepienten y que lo volverían a hacer. No me gustan nada ni me gusta lo que hace Pedro Sánchez con estos tipos, sus socios. Me parece un error monumental.

Sin embargo, me preocupa mucho más comprobar que en Madrid se vota a una señora que no deja de decir disparates (lo del cambio climático de hace unos días fue sangrante) y que está dejando en los huesos el sistema sanitario, a una señora que cava trincheras a diario y le va de maravilla. Este problema (que se está produciendo en buena parte de España) sí me abruma. Me descoloca, cada día, salir a la calle y comprobar que enfrente de mi portal, a veinte metros, sigue durmiendo, tres meses después, un sujeto al que no hace caso nadie. Yo tampoco he sido capaz de acercarle una taza de café. No puedo entender cómo miramos la subida de precios de los alimentos, la escalada del precio de las hipotecas o el incremento brutal del precio de la luz y el gas, sin que nos pongamos en marcha para protestar en todas las plazas de las ciudades. Me hace sufrir tener una guerra aquí al lado y no poder hacer nada. Eso sí, en la tasca o en la mesa de casa parece que queremos arreglar el mundo y que estaríamos dispuestos a dejarnos la piel por ello.

En realidad, que el delito de sedición cambie o no, me da un poco igual. ¿Cuántos de nosotros sabíamos que este delito existía hace unos años? ¿Qué interés nos ha despertado eso de la independencia catalana hasta que se convirtió en portada de periódicos a diario? Claro que hay que detener a los malos; claro que tienen que ser juzgados y encarcelados si así lo dice la sentencia. Pero nadie puede convertir un problema de tres al cuarto (eso de la sedición) en el gran problema del siglo XXI.

Los políticos nos meten en sus laberintos de pacotilla, los venden como esenciales, nos lo tragamos, y dejamos de pensar en lo importante. El hambre, la miseria, no poder pagar la hipoteca, pagar casi cuatro euros por un repollo (hoy me ha pasado y casi no daba crédito)... Eso es lo importante y no lo que nos quieren colocar desde La Moncloa o la calle Génova.