Seguridad

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17 feb 2018 / 17:58 h - Actualizado: 17 feb 2018 / 17:59 h.
"Cofradías","Siempre de frente"

El Ayuntamiento va desgranando las medidas que conforman el plan de seguridad de la próxima Semana Santa. El mensaje que trasladó insistentemente el delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, en la entrevista en el programa Lo hablamos de El Correo TV el pasado miércoles es de tranquilidad: dejen la seguridad en nuestras manos, ustedes dedíquense a hacer sus estaciones de penitencia o disfrutar de las cofradías con tranquilidad y, en caso de carreritas o similares, mantengan la calma. Entenderá el delegado que es complicado olvidar lo sucedido el año pasado, unido a los precedentes de Madrugás anteriores, sobre todo la del año 2000. No obstante, estoy tanto con Cabrera como con el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil-Toresano, que el viernes se sumaba al mantra: «No se dejen amedrentar por nadie. Deben estar seguros y relajados».

Pero eso sí, sepan ustedes que no habrá más agentes de la Policía Local en las calles, porque no tenemos más en la ciudad, y habrá que esperar a que la Policía Nacional dé sus cifras para saber si serán suficientes para amedrentar a los «malos» y disuadirlos de intentar romper una noche fundamental para los cofrades, para los hoteleros y hosteleros, para la economía de la ciudad, en definitiva.

De momento, sabemos que los bares del Arenal y Reyes Católicos, la Alfalfa y las Setas tendrán que adelantar su cierre de las 3 a la 1 en la Madrugá y no podrán levantar de nuevo la persiana hasta las 6 horas –los del entorno de la Carrera Oficial podrán mantener abiertos para ofrecer el reponedor cafelito toda la noche–; se instalará un sistema de luces, que permitirá pasar de luz tenue a blanca en solo unos segundos; un dispositivo de cámaras en los puntos con más frecuencia de paso que también permitirá conocer el número de personas que acceden a estas zonas, un sistema de comunicación interna con las hermandades, la reducción de más de 300 sillas en la calle Sierpes, del número de pases de acceso a las viviendas de la Carrera Oficial y la bajada de la edad de acceso libre de los niños a estas zonas limitadas, que pasará de 6 a 3 años, y se aforarán «los mismos cruces que el año pasado», aunque no la calle Alcázares y Santa Ángela al paso de la Amargura, porque si no, como ocurrió el año pasado, las calles estarán vacías y, como afirmaba en estas páginas el arzobispo el pasado Miércoles de Ceniza, las estaciones de penitencia perderán el 75 por ciento de su utilidad.

Y a los ciudadanos nos piden «no correr, no gritar y mantener la calma». Muy difícil en determinados momentos, pero parece que es lo más fácil para evitar una avalancha, que es lo que, en realidad, causó heridos –uno de ellos grave– el año pasado.

El Ayuntamiento va desgranando las medidas que conforman el plan de seguridad de la próxima Semana Santa. El mensaje que trasladó insistentemente el delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, en la entrevista en el programa Lo hablamos de El Correo TV el pasado miércoles es de tranquilidad: dejen la seguridad en nuestras manos, ustedes dedíquense a hacer sus estaciones de penitencia o disfrutar de las cofradías con tranquilidad y, en caso de carreritas o similares, mantengan la calma. Entenderá el delegado que es complicado olvidar lo sucedido el año pasado, unido a los precedentes de Madrugás anteriores, sobre todo la del año 2000. No obstante, estoy tanto con Cabrera como con el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil-Toresano, que el viernes se sumaba al mantra: «No se dejen amedrentar por nadie. Deben estar seguros y relajados».

Pero eso sí, sepan ustedes que no habrá más agentes de la Policía Local en las calles, porque no tenemos más en la ciudad, y habrá que esperar a que la Policía Nacional dé sus cifras para saber si serán suficientes para amedrentar a los «malos» y disuadirlos de intentar romper una noche fundamental para los cofrades, para los hoteleros y hosteleros, para la economía de la ciudad, en definitiva.

De momento, sabemos que los bares del Arenal y Reyes Católicos, la Alfalfa y las Setas tendrán que adelantar su cierre de las 3 a la 1 en la Madrugá y no podrán levantar de nuevo la persiana hasta las 6 horas –los del entorno de la Carrera Oficial podrán mantener abiertos para ofrecer el reponedor cafelito toda la noche–; se instalará un sistema de luces, que permitirá pasar de luz tenue a blanca en solo unos segundos; un dispositivo de cámaras en los puntos con más frecuencia de paso que también permitirá conocer el número de personas que acceden a estas zonas, un sistema de comunicación interna con las hermandades, la reducción de más de 300 sillas en la calle Sierpes, del número de pases de acceso a las viviendas de la Carrera Oficial y la bajada de la edad de acceso libre de los niños a estas zonas limitadas, que pasará de 6 a 3 años, y se aforarán «los mismos cruces que el año pasado», aunque no la calle Alcázares y Santa Ángela al paso de la Amargura, porque si no, como ocurrió el año pasado, las calles estarán vacías y, como afirmaba en estas páginas el arzobispo el pasado Miércoles de Ceniza, las estaciones de penitencia perderán el 75 por ciento de su utilidad.

Y a los ciudadanos nos piden «no correr, no gritar y mantener la calma». Muy difícil en determinados momentos, pero parece que es lo más fácil para evitar una avalancha, que es lo que, en realidad, causó heridos –uno de ellos grave– el año pasado.