Intrusos

Semana Santa y Feria... ¿Un año más?

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09 sep 2021 / 04:56 h - Actualizado: 08 sep 2021 / 11:57 h.
"Intrusos"
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Cómo si se una eterna cantinela se tratara se habla ya, desde hace casi dos años, de la Semana Santa y de la Feria, de si habrá o no habrá este año y de si los cofrades o los feriantes tendrán que mojarse las ganas en el café y vivir del recuerdo, un año más, de otros tiempos en los que disfrutábamos de nuestras costumbres y fiestas de Primavera.

Se van relajando las medidas por el Covid-19 y las restricciones pero no quiere decir que se haya ganado la guerra, eso es ahora, al final del verano, con temperaturas altas y población –en su mayoría- bajo los efectos de la vacuna, pero pasarán los meses, llegará el frío, la gripe estacional, las nuevas variantes y todo es susceptible de mejorar o de empeorar.

Pongámonos en ambos casos, comencemos por lo positivo, por momentos en el que la evolución de la pandemia mejora y todo parece abrirse. En ese caso el mes de abril o mayo no tardará mucho en llegar, con estos nuestras fiestas y la primavera surgiendo una pregunta: ¿Es seguro dar libertad y normalidad a la Semana Santa y la Feria? Obviamente los expertos dicen que NO, que una aglomeración de personas viendo procesiones, sentadas o aglutinadas las unas con las otras, sin distancia de seguridad y, en muchos casos, sin mascarilla podría ser muy nocivo. Sólo basta que existiera un asintomático o persona con Covid-19 entre el público para que se generara una “nube tóxica” que contagiaría a cientos de personas y que, con los efectos más bajos de la vacuna, caerían en la enfermedad abriendo un ciclo de consecuencias imprevisibles.

En esa línea son muchas las hipótesis que se barajan: número limitado de nazarenos y asistentes a los cortejos, no poner las sillas para evitar ese estancamiento de personas (aunque lo dudo por el negocio que supone y la ayuda a las hermandades), o el problema de los costaleros bajo los pasos.

Estoy con el Ayuntamiento de Sevilla en que las fiestas no pueden alterarse de la forma tradicional en la que se celebran y cualquier fórmula o celebración atípica generaría controversia y polémica. No sería bueno ni para la ciudad, ni para los sevillanos ni para los visitantes y podría afectar al turismo que, hoy por hoy, es uno de los motores de nuestra economía.

¿Se imagina en la Feria a casi un millón de personas todas cumpliendo con las normas antiCovid? La verdad es que me cuesta trabajo ver a los hermosas mujeres bailando sevillanas con mascarilla y al calor de la ciudad, sudando de alegría, mantener distancia de seguridad o la propia mascarilla en la cara, máxime cuando se caliente la boca por exceso de “bebidas espirituosas” o de nuestro engendro rubijítico. ¿Se lo imagina usted? ¿Quién le pone vallas al mar? Sería muy difícil de controlar.

Imagínese en El Rocío una fila ordenada para portar a la reina de las Marismas, que no haya descontrol, éxtasis, frenesí en la noche mágica rociera... Es impensable.

Y esa es la parte positiva que, paradójicamente, es la más complicada de todas por el escenario que provoca: una pandemia en descenso allá donde se quiere vivir la Fiesta pero donde un brote de Covid podría ser más que factible con altas tasas de contagio.

En el extremo opuesto está la situación más desfavorable: que la pandemia no remita y siga habiendo brotes y afectados, que haya picos y valles en la curva de contagios y fallecidos; que se imponga una nueva dosis de la vacuna y se pida al ciudadano que se mantengan las medidas higiénico-sanitarias. Curiosamente es el escenario negativo pero el más fácil de resolver: no habría fiestas de primavera un año más.

Así se presenta el dibujo de los próximos meses pues esos dos escenarios son los que vamos a vivir, en un sentido o en otro, con las inquietudes y dudas allá donde el empuje y las ganas harán que la razón se nuble o allá donde la cordura se impondría a fiesta. Permítanme que les diga algo: EN SEVILLA TODO ES POSIBLE.