Septiembre de coleccionables

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Juanmi Vega @Juanmivegar
01 sep 2019 / 08:00 h - Actualizado: 30 ago 2019 / 09:06 h.
"Ojana in Excelsis"
  • Quiosco en Los Pajaritos. / Juan Carlos Cazalla
    Quiosco en Los Pajaritos. / Juan Carlos Cazalla

Septiembre es un mes de depresión. Cuando eres pequeño es el mes del fin de las vacaciones, de los últimos repasos para los exámenes de recuperación, de despedirte de las largas jornadas en la calle o en la piscina, de estar hasta las tantas en la plaza de tu barrio con tus amigos y de acostarte tarde. Al hacerte mayor, septiembre es el mes de pagar facturas y de volver al trabajo después de unas vacaciones que siempre son cortas.

Septiembre es lo mismo que el uno de enero: una oportunidad para cambiar. Mucha gente elige este mes para dejar de fumar, para ir al gimnasio, para empezar a leer un libro, sacarse el carné de conducir, prepararse la carrera nocturna de final de mes y para empezar una colección de las que venden en los quioscos.

Que levanten la mano todos aquellos que hayan empezado una colección y no la han acabado. Yo, el primero.

En septiembre, los anuncios de televisión se llenan de colecciones por fascículos. Los hay de muchos tipos: de pipas de fumar, de minerales, coches y motos, superhéroes, biografías... para todo el mundo.

Sólo me he encontrado a una persona que haya terminado una y era el que sacaron de la Deutsche Grammophon. Decenas de CDs con lo mejor de esta afamada orquesta.

Otro que volvía todos los años era el de hacer punto de cruz de manera fácil. Si digo facilísimo seguro que más de uno ha tarareado la musiquita que se metía en los oídos y se repetía, se repetía, se repetía y se hacía odiosa. ¿Alguien habrá aprendido a hacer punto con este coleccionable? Lo dudo.

Youtube le ha quitado el protagonismo a estos coleccionables. ¿Quién quiere pagar todas las semanas 6.99 euros por aprender algo que puedes hacerlo gratis? El único problema es, que la gran mayoría de estos tutoriales, están en latino.

Los quioscos están huérfanos de grandes cartones en sus puertas. Los abuelos se han quedado sin poder regalarle a sus nietos el número uno de esa colección que venía con un juguetito a precio de saldo. Septiembre es menos septiembre desde que no hay un tsunami de coleccionables.