Ser librero y el refugio del tiempo propio

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23 feb 2023 / 10:25 h - Actualizado: 23 feb 2023 / 10:27 h.
"Libros","Literatura"
  • Foto: S.V.J.
    Foto: S.V.J.

La librería Reguera cierra como final de una etapa necesaria. Es una buena nueva para Julio, que se jubila y que ha estado al frente de este espacio de cultura junto a una gran familia (Yolanda, Manuela, Carmen, Carlos, Guillermo, Luz), que siempre nos atendieron gustosamente con alegría y la mejor de las atenciones, sintiéndonos más como amigos que como clientes. Cuando hace ya un par de semanas (metafóricamente cada vez más rápidas y efímeras), pude ver los huecos en las estanterías que indicaban un punto de inflexión, me recorrió la inquietud de no querer creer ni perder lo que sin duda ha constituido uno de esos refugios emocionales que nos sirven a los humanos para soportar el tedio y la hostilidad de una vida cada vez más compleja y desbordante.

No quería perder la oportunidad de realizar este pequeño homenaje escrito que se suma a los ya publicados y las múltiples felicitaciones que estáis recibiendo de vecinos y habitantes de la ciudad. Porque es justo que en vida se reconozca la labor bien hecha y que se entienda que la aceptación y el elogio colectivo se convierten en la mejor recompensa posible. El cariño recibido no es sino el fruto de una lograda y larga trayectoria vital que como una buena película te deja con ganas de más.

Frente a la avaricia de los gigantes del poder económico que controlan nuestra existencia, se demuestra que un ejemplo personal e individual constante puede servir para optimizar e integrar una comunidad, cumpliendo con un servicio social en la misma medida que lo debemos hacer los que nos dedicamos al sector público en la educación o la sanidad. En unos tiempos que obligan a la dependencia tecnológica y al carácter consumible de nuestro ocio y trabajo, se necesita el sosiego de la lectura y la disponibilidad temporal para su disfrute como si de una balsa salvavidas se tratara.

Revisaba en una entrevista como había superado la librería el periodo de pandemia y sobre todo el empuje del e-book y las multinacionales que quieren copar todos los mercados y productos. Siempre me ha parecido falaz y cercano al absurdo la utilidad de 20.000 o 16.000 descargas posibles en tu eReader, por la sencilla razón de hacer cuenta al cotejar años de vida y promedio de lectura...en el mejor de los casos y posibilidad de dedicación, somos finitos. Se estará uno haciendo mayor pero sigo pensando que el papel y la celulosa es el marco ideal para esta acción reflexiva de desgranar las palabras de otros, del mismo modo que sucede en el visionado de una sala de cine frente a la opiácea plataforma digital.

Ser librero y el refugio del tiempo propio
Foto: S.V.J.

Decía también Julio en esa misma charla escrita que confiaba en la perdurabilidad de la acción lectora de una forma intergeneracional. La sonrisa y el positivismo siempre ha sido la alfombra de bienvenida en esta casa de libros, pero mi percepción como docente es distinta cuando visito los centros educativos o pregunto y analizo a mis alumnos universitarios sobre sus hábitos (el agravante es que además el día de mañana serán futuros maestros). Seguramente me estoy agriando con los años pero no tengo buenos augurios a corto y medio plazo y salvo excepciones se me antoja todo un descampado bastante generalizado, panorama que lamentablemente también incluye la consonancia con un tipo de docencia en todos los niveles que va generalizando lo liviano y elemental como nota dominante.

Son no pocos autores los que afirman el peligro del cambio cognitivo radicalizado en los métodos y dispositivos que nos acercan al conocimiento. En la era del imperio del smarthphone y con la sombra inminente de la inteligencia artificial, empiezan a parecer especies distintas los nativos digitales y los que forzados a la adaptación resistimos en procesos y recodos analógicos. Por hermanamiento con la literatura y en el contexto hispalense aprovecho el intersticio para reivindicar el proyecto de recuperación de nuestro cine Cervantes y la defensa de islas como el Avenida 5 Cines. Es genial que sigan existiendo propuestas alternativas y la capacidad de ver en su contexto natural (la gran pantalla), una película en versión original y distinta a las creaciones diseñadas para ser una parte más del centro comercial, pero si nos fijamos en el público asistente...la media de edad es avanzada, madura como poco y con algún aderezo puntual de juventud. Probablemente el libro escrito sobreviva más que otros ámbitos de manifestación cultural, pero parece evidente que los cambios se precipitan sin remedio.

Serán casualidades y que el tiempo me obsesiona inciso como el percutor de un gatillo o quizás sea la extrema importancia que otorgo a lo simbólico, pero el último libro que iba a encargar en Reguera (justo cuando me enteré de la noticia del cierre), ha sido Vida Contemplativa. Elogio de la Inactividad, y me parece que va a ser un buen broche de la ilusión repetida cada vez que nos disponemos a pasar de la portada de un texto a su interior. La nueva obra de Byung-Chul Han es una buena referencia para lo que estaba intentando explicitar, cuando defiende la inactividad entendida no como pasividad vulgarizante, sino como una intensidad de la temporalidad interna de nuestro ser, que se convierte y actúa como contrapeso a la obsesiva actividad y la exigencia de rendimiento de nuestras sociedades contemporáneas. La disposición para el placer intelectual o el estético es una de las cotas de la condición humana que logradas, demuestran el alto desarrollo de una civilización. La inactividad sería así una forma de esplendor de la propia existencia, recalca.

Poco más que añadir a estas notas recurrentes. El abrazo es obvio, y el hasta siempre una necesidad. No me gustan las despedidas, ni las efemérides, ni mi cumpleaños, ni los días especiales en los que uno debe ser feliz, sencillamente porque la vida discurre sin piedad ni pausa y solo nuestra voluntad y una gran dosis de azarosa aleatoriedad nos puede llevar a los destinos finales propuestos. Aunque sea un momento de cierta tristeza lo es de también de regocijo por el buen hacer desplegado. Mi más sincera enhorabuena...desde 1973 es una buena cosecha continuada y difícil de igualar para un barrio de Santa Catalina y casco antiguo de la urbe que trata de sobrevivir al empuje del turismo masivo y el vaciado de sus habitantes. A partir de este 27 de febrero y por fortuna, Botica de Lectores toma el relevo y asume una responsabilidad en el mantenimiento de una ilusión lograda y acrisolada en la dimensión cultural de esta Sevilla que algunos amamos y nos quebranta a partes iguales.