Ser real te hace ganar

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01 nov 2020 / 04:17 h - Actualizado: 30 oct 2020 / 12:39 h.
  • Ser real te hace ganar

¡Tal cual! Cuando eres ese genuíno Talento Único despliega sus alas, elevando tus perspectivas y obrando la necesaria metamorfósis del deseo en realidad. Un momento... "yo he sido real y ¡he perdido!" -puede que se esté planteando alguien- pero, ¿realmente es "perder" experimentar algo que te hace crecer?, esto es, si has sido tú mismo y no has obtenido el resultado esperado, ¿acaso no has ganado en aprendizaje? Según van pasando los años, te das cuenta de que la vida es como un viaje, cada uno lleva su propio equipaje; puede que en un momento de enfado, rabia, estrés o tristeza pienses que el tuyo pesa demasiado y que es mejor cambiar tus maletas por las de otro, pero así lo único que conseguirás es venderte, a tí mismo, la moto... Al abrir esas maletas, descubrirás que ahí no se encuentran tus metas, que esa "ropa" no es de tu talla, que tu satisfacción interior, allí, no se halla...

Ser , no es sencillo, hay momentos de vino y rosas y otros... ¡que son más bien otra cosa! Momentos de piedras (y hasta de adoquines) en el camino, pero... ¡sólo si eres serás el auténtico dueño de tu destino!

El candidato

Hace unos días descubrí una película estupenda: El candidato (1972) de Robert Redfort, cuenta la historia de un abogado idealista, que siempre dice lo que piensa, al que le proponen presentarse a senador de los EEUU porque creen que no tiene nada que hacer y, finalmente, siendo él mismo (y contra todo pronóstico) ¡gana! Hay una escena magnífica, cuando un experto en política va a visitarle a su casa para hacerle la propuesta y mantienen el siguiente diálogo:

- Redfort: ¿Podré ir donde quiera, hacer y decir lo que quiera?

- Experto: Exacto, ésta es la garantía (entonces le pasa a Redfort una caja de cerillas en la que ha escrito: "perderás"). Perderás, la cuestión es si te interesa hacer el papel...

- Redfort: La cuestión es si merece la pena...

Le dí un momento al "stop" y me detuve a reflexionar... La escena bien se podría haber titulado "sin presiones, las mejores decisiones", es decir, parece dar a entender que, cuando crees que no hay nada en juego, te relajas, dejas al estrés fuera de la ecuación y así todo fluye mejor. El experto en política le hace saber a Redfort que podrá hacer todo lo que quiera porque ¡no importa! perderá de todas formas, lo que buscan es a alguien que le "interese hacer el papel"... Esto resulta muy curioso porque pone en evidencia el "nivel de autenticidad" de la política y de quienes la practican, pues si sólo puedes ser tú mismo cuando tienes garantías de que vas a perder; cuando vas a por todas y quieres jugar a ganar, ¿qué tienes que entonar, aquello que decían los hermanos Marx: "si no le gustan mis principios tengo otros"? me da la impresión de que ahí empieza la venta de la moto...

Me encanta la respuesta de Redfort: "la cuestión es si merece la pena"... Él no pone el énfasis en su propio interés sino en el valor del proyecto en sí.

Interés y valor

Hay una significativa diferencia entre "interés" y "valor":

- el interés, en este caso, se refiere a la búsqueda del beneficio o conveniencia de hacer algo. Si lo que mueve habitualmente a una persona es el interés, lo primero que pensará ante cualquier proyecto es "cómo puedo utilizarlo".

- El valor hace referencia al aporte del proyecto. Una persona que, generalmente, se mueva por el valor, lo primero que piensa ante cualquier propuesta valiosa es "cómo puedo contribuir a la causa".

Si lo piensas, hay un gran trecho entre utilizar y contribuir... La perspectiva del interés está revestida de matices egoístas mientras que la perspectiva del valor, de ese querer contribuir es mucho más solidaria y constructiva, el caldo de cultivo ideal para el desarrollo del porque el Talento Único sólo crece cuando se siente en sintonía con los principios y valores de la propuesta; el Talento Único necesita conectar para crecer y esto lo consigue cuando se confirma que el genuíno aporte es lo que se persigue.

Ya lo sabes, la próxima vez que te propongan algo y se complique la escena, ¡márcate un Redfort! porque la cuestión será si merece la pena...