Los medios y los días

Sevilla necesita un museo sacro

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20 feb 2021 / 04:18 h - Actualizado: 19 feb 2021 / 20:22 h.
"Los medios y los días"
  • Sevilla necesita un museo sacro

Ahora que la Sevilla católica celebra la cuaresma y que no vamos a tener Semana Santa es necesario insistir en que hay que aprovechar este largo paréntesis de la pandemia para darle un impulso a la idea de inaugurar un gran museo sacro, yo creo que mi ciudad tiene potencial para lanzar un museo sacro católico e incluso interreligioso -sobre todo católico por razones históricas evidentes- que sea uno de los dos o tres mejores del mundo. No creo que exagere, la tradición escultórica, cerrajera aplicada a lo religioso, la imaginería en general, la joyería..., todos los elementos que rodean a la necesidad de los seres humanos de honrar a sus devociones es de tal calibre en Sevilla que cada día que pasa sin que se acometa un estudio serio sobre las piezas que pueden formar parte de ese museo sacro es como tirar a un pozo la oportunidad de homenajear el trabajo que, desde hace tantos siglos y en pro de lo religioso, se viene desarrollando en esta ciudad.

Repito que la Semana Santa y todo lo que de ella se deriva no es patrimonio solamente de las personas de creencia católica sino de todas aquellas con sentido estético, con sensibilidad y amor por el conocimiento (“nada humano me es ajeno”) hacia ese deseo de mirar al cielo por si algo o alguien misterioso pudiera siquiera aminorar la angustia de vivir y además echar una mano en las responsabilidades personales que todos tenemos para con la sociedad.

Sevilla posee museos en potencia que permanecen ocultos a los públicos, aquí no tenemos urgencia por formar museos con piezas externas, los museos invisibles están en los sótanos de los ya existentes, en las casas nobles, en el subsuelo, en los templos a la vista de muy pocos en este último caso. ¿Por qué no reunir una gran colección de piezas sacras y colocarlas en un mismo emplazamiento? En otras ciudades y localidades andaluzas y españolas aspiran a contar con objetos sacros elaborados en Sevilla, el mundo actual camina por derroteros peligrosamente materiales y superficiales, la gente en general se va a mover más que nunca de un lugar a otro, va a buscar lo que el frenesí mercantil le está robando: orden, recogimiento, espiritualidad.

De nuevo parece increíble la lentitud con la que avanzan las gestiones para levantar un museo de las cofradías que en mi opinión debería ir mucho más allá del arte que atesoran las cofradías. En tiempos de Zoido ya se hablaba de este museo y de su ubicación en la antigua iglesia de San Hermenegildo (siglo XVI), un lugar que sufre un olvido vergonzoso a pesar de su belleza y de haber acogido al Parlamento de Andalucía. Quince años lleva cerrado, en 2019 se aprobó la migaja de 25.000 euros para un mínimo arreglo y ahí sigue.

Sin embargo, en mi opinión es un edificio pequeño para el museo sacro que Sevilla podría levantar, igual que, a pesar de sus casi 2.000 metros cuadrados, me parece pequeño el solar junto a la Casa de la Moneda -que se utiliza para aparcamiento- si bien goza de una ubicación excelente. No es fácil entender que no se acometa en una ciudad con el patrimonio y la historia de Sevilla un gran museo sacro en el que podrían tener lugar ciclos de música sacra, representaciones, congresos, conferencias, jornadas y además ser un centro de estudios sobre la religión católica en especial. No entiendo cómo se puede dilapidar las oportunidades de recordarle al mundo que esta ciudad, junto a Londres y París, fue centro del orbe durante más de un siglo y además, como quien tuvo retuvo, posee un sector artesano sacro digno de promocionarse y exponerse con orgullo a la vista de todo el planeta. No tengamos miedo de lucir nuestras señas de identidad, hay aspectos de la vida de los humanos por los que el tiempo no pasa, Sevilla proyecta riqueza artística en todos los rincones de su gran casco histórico, no estaría de más reunir en un solo y gran edificio tanta obra de arte sacro dispersa por unos sitios y otros para enseñarle al mundo quiénes fuimos y quienes somos todavía, buscando esa necesaria síntesis entre pasado, presente y futuro.