Optimismo hiperbólico

Sevilla vacía, pero cofrade

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Manu Ojeda manuojedas
01 dic 2020 / 09:27 h - Actualizado: 01 dic 2020 / 18:00 h.
"Optimismo hiperbólico"
  • Avenida de la Constitución durante este Martes Santo. / Julio de los Ríos Pastrana
    Avenida de la Constitución durante este Martes Santo. / Julio de los Ríos Pastrana

Querida Sevilla... ¿cuándo dejarás de sorprender a tus sevillanos? Se suceden los días y atrás quedan los tiempos en los que la palabra COVID era incógnita del ser humano. Todo era idílico, espléndido. Belleza absoluta que no éramos capaces de agradecer por tanto bueno que teníamos entre manos. ¿Será que hemos sido excesivamente desagradecidos para recibir este castigo infrahumano?

Llegado marzo, el suspiro del sevillano se acrecentó en la época en la que el martillo llama tres veces antes de que se produzca el grito al cielo y el “racheao” de sus pasos. Sevilla y su Semana Santa se infundieron en un silencio que gana a la lluvia en el más estricto significado de la palabra caos. La penitencia fue verídica y las calles reflejos de un sabor amargo.

Sombras pero siempre con luces al final del camino iniciado. Entra en escena la figura de un cofrade que quiso grabar a Sevilla en su desierto más desolado. Julio de los Ríos es el artífice de un cuento que, seguro, pensábamos que nunca iba a ser contado. Aquí radica, precisamente, el sabor de Sevilla y sus sevillanos. Cuando se trata de ingenio, somos los primeros en tirarnos con todo para mostrar que es en nuestra tierra donde Dios esculpió al hombre con testosterona en demasía para pregonar al mundo que nuestros pequeños gestos de amor deben ser mostrados.

Amor a nuestra historia, a nuestra pasión desorbitada. Amor emanante de una tradición que derrama devoción en casa de todo cofrade de forma pronunciada. ‘2020, la Sevilla vacía’, producto filmográfico de JRP Vídeos bajo la idea originaria del periodista jerezano Pepe Lugo, es la viva imagen de una inquietud que sumerge a cofrade y no cofrade de manera generalizada.

Las voces de Asenjo, Pulido, Herrera y Espadas nutren y guían el devenir de una obra jamás hasta el momento contada. La incertidumbre, entre penas y murmullos, reside en si el próximo año veremos una réplica de nuestra Sevilla igual de vilipendiada. La culpa, ¿del virus o de la inconciencia humana? El movimiento se demuestra andando y la postura de más de uno refleja una cojera peligrosamente acentuada. Si queremos recuperar nuestros tesoros, luchemos por revivir la gloria de nuestra Sevilla dejándonos de mamarrachadas. Volvamos a ser espejo de una secuencia de ilusiones que expongan al mundo que el sevillano y la sevillana, como buen padre y madre, quieren a su Sevilla hasta las entrañas. Seamos partícipes de nuestra propia historia cuidando, con mimo, a nuestra casa para que la próxima filmación cuente el festejo de que los hijos de Sevilla velaron por salvar su Semana Santa. Eso sí. Sevilla vacía, pero cofrade. Si salta la duda, vean esta obra. Alienta toda fe, creencia y esperanza.