La vida del revés

Sí, claro que sí, a las mascotas en centros comerciales

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29 ene 2023 / 16:20 h - Actualizado: 29 ene 2023 / 16:32 h.
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Antes de entrar en un centro comercial o en un restaurante o en cualquier establecimiento público que permita el paso de mascotas, procuro que mi mascota haga todo lo que tenga que hacer en el lugar adecuado, recojo los restos que hay que recoger y paso con ella (es una hembra, bulldog inglés y se llama Gaia). Mi perra siempre camina junto a mí, a mi paso. No ladra salvo casos excepcionales y no va oliendo los productos expuestos en las tiendas puesto que no se lo permito. Es cariñosa con los niños y solo le tocan si primero me preguntan y se lo permito. Gaia tiene un comportamiento ejemplar. Es una perra maravillosa y va conmigo allá donde vaya yo. Si en algún sitio no aceptan mascotas, sencillamente, no voy.

Sería un problema si el comportamiento de Gaia fuera inapropiado, o si quisiera entrar con ella en establecimientos que no permiten el paso de mascotas, o si fuese agresiva con las personas. Pero nada de eso sucede.

Leo con frecuencia que el mundo ha cambiado y que debemos adaptarnos a lo que se impone nos guste o no. Parece que estamos obligados a ser esclavos de la técnica o del consumo brutal. Si el cambio de los tiempos nos obliga ¿por qué no aceptar a las mascotas como algo cotidiano y normal? Les recuerdo que el número de mascotas en los hogares españoles supera el número de niños menores de 14 años, es decir, hay más mascotas que niños. Es un cambio esencial ¿no? Que eso sea bueno o malo es otro debate.

No voy a caer en la trampa de comparar niños con mascotas. Jamás pondría por delante de un niño a un animal. Jamás me ha molestado un niño corriendo o el llanto de un bebé. Pero, desde luego, creo que las mascotas bien educadas son compatibles con lo humano.

Comprendo que alguien pueda opinar lo contrario y comprendo que quiera ir a lugares con el paso de mascotas restringidos. También existen hoteles en los que no dejan pasar a los niños. No voy a juzgarles. Pero solo pido que no lo hagan en sentido inverso. Si quiero tener mascota y soy capaz de cumplir con las normas cívicas a lo que eso me obliga, no quiero que nadie discuta la conveniencia de tener mascota, lo inútil de dar comida a un perro mientras el hambre asola al mundo y cosas de ese tipo. Entre otras cosas porque el que juzga no sabe si, por ejemplo, destino parte de mi salario a alguna ONG que trata de paliar el hambre en el mundo.

Mi perra es un corazón que late bajo el mismo techo que el mío. Con eso ya está todo dicho.