Si no somos barrio, no somos nada

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Manolo Ruiz ManoloRL
03 abr 2023 / 06:41 h - Actualizado: 03 abr 2023 / 06:43 h.
  • Foto: Tomás Quifes
    Foto: Tomás Quifes

Juan Vega Niño, fundador de la Hdad. de San Pablo dejó sus primeras palabras en forma de ideario, cuando allá por la primavera de 1980 quiso trazar la senda de una entidad nacida en la comunidad de nuestra parroquia, con unas ideas firmes y claras:

Estos hombres y mujeres de Iglesia, reunidos ante Dios Eucaristía y su bendita Madre Inmaculada, se comprometen a trabajar por la obra del Señor y por su barrio de San Pablo.

Cuarenta y tres primaveras después, hoy es lunes de barrio, de nuestro barrio. Porque en San Pablo, quienes hemos nacido y nos hemos criado en sus calles y sus plazas, estudiado en sus colegios y hemos hecho cuanto menos la comunión en alguna de sus cinco parroquias, sentimos de una manera diferente -ni mejor ni peor, pero sí propia - la identidad de pertenencia.

La soberbia foto que ilustra hoy esta Gran Plaza, es obra del mejor fotógrafo de nuestro barrio, porque Tomás Quifes, es uno de los nuestros, y la estampa, convertida en un clásico imitado cada Lunes Santo, es en sí misma un gran cartel de Fiestas de Primavera, pintado con el pincel de un sólo click.

Que este portento comunicativo no haya sido aún cartelazo y bandera de expresión de la Semana Santa de nuestra Hermandad, o que el Distrito no empapele sus calles con esta joya, me entristece. Es una oportunidad perdida de comunicar desde el arte con repercusión internacional,ya que los grafitis del Barrio, de nuestro Barrio ( con mayúsculas) pertenecen a un proyecto cultural que vino a poner de manifiesto diferentes facetas de arte callejero y de la mano y los sprays de un elenco de especialistas mundiales.

Y me entristece no sólo por nuestro Tomás, habitual hasta hace poco fotógrafo oficial de la Hermandad de San Pablo, sino por las señas de identidad: profesionales, artistas, y símbolos que tiene el barrio y no las ponemos en valor.

Somos Barrio, somos de San pablo porque lo llevamos en nuestro ADN

Salgo de nazareno pisando las calles en las que jugaba al fútbol, al trompo o las canicas; donde me bebí la primera litrona con los amigos de la infancia que conservo, donde di los primeros besos, y donde celebrábamos con banderas de sábanas los triunfos en el Ciudad de Sevilla. Soy de San Pablo y sacamos en su día nuestro Corpus bajo palio y hasta con 3 pasos y 2 bandas.

Hemos trabajado en la Velá o divertido en ella, comido calentitos en el Avenida, o las chuches del puesto de Juana.

Hemos sobrevivido a los yonkis del Tomate, y colado en el cine de verano.

Soy de San Pablo y de sus sones flamencos en el exilio o tras el Cautivo de Duarte. Soy de San Pablo y me emociono con sus figuras de plata viviendo en calles de toreros de oro. Del compás, del tiento, y del grafitero en el Esqueleto.

Soy de nuestro origen, de nuestro germen, semilla sembrada y cultivada en la fe de nuestros mayores y hoy la Hermandad se hace cofradía. Y esa cofradía que un grupo de gente de Iglesia que sólo quería trabajar por su parroquia y sus vecinos, es una realidad. Ha sido un camino muy duro, pero la fuerza de la fe y la ilusión, el aliento de nuestros hermanos y vecinos no había quien la detuviese.

En San Pablo, somos hijos del Rosario, de los rezos en sus cuentas, de plegarias al Galileo, de Eucaristía en comunión con los hermanos, con las familias, de solidarios con los nuestros sin preguntar más allá de lo que necesitan. Somos laicos trinitarios, esencia, fe, devoción y caridad. Todo lo demás, está muy bien: la cofradía bonita, las bandas, las flores, las túnicas que bajo el antifaz nos igualan a todos, pero si no Somos Barrio, no somos nada.