Optimismo hiperbólico

Silencio, la Fe habla

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Manu Ojeda manuojedas
05 abr 2020 / 16:10 h - Actualizado: 06 abr 2020 / 09:01 h.
"Optimismo hiperbólico"
  • Silencio, la Fe habla

El tiempo avanza, no se detiene. Parece ralentizarse. A todos nos pesa. Calles vacías mientras el azahar florece. Domingo de los domingos en Sevilla y la ciudad no brota como debiera. Sin embargo, su espíritu, por encima de todo, se enaltece.

Las colas en San Lorenzo para adorar al Señor, ausentes. En el Salvador, la rampa de muchos inocentes, inexistente. No hay aglomeraciones ni nerviosismos que a muchos el fervor de este inicio genere. Sin embargo, hoy comienza, sí o sí, la pasión del Rey de reyes. Nuestros corazones lo sienten y la esencia de un nuevo Domingo de Ramos, ¿creéis que realmente se pierde?

Las palmas y las ilusiones brotan, más que nunca en el Divino Salvador. Deseosos estamos de que la paciencia tenga su efecto para pedir socorro al Señor que, a su entrada en Jerusalén, sabe ya mejor que nadie el verdadero significado de la palabra amor.

No muy lejos, sabemos que el dolor de este día es grande para muchos. Misericordia, por ende, tras sentirnos despojados de estampas que en Molviedro sólo en nuestro interior podrán verse.

No obstante, una lección de todo este vendaval debemos aprender. En tiempos adversos, la paz es aquella que nos dará la victoria ante un sufrimiento que, seguro, próximamente veremos perecer. De ello es consciente todo el barrio del Porvenir. Largas filas de nazarenos, recordemos, que preceden a dos imágenes que en menos de un año volverán a ser pioneras en hoy resurgir.

Paciencia como virtud. No nos queda otra. Trilogía de sentimientos encontramos y encontraremos. ¿Tanto la hemos cagado para que esto haya pasado? El ser humano es de naturaleza egoísta. Contundente está siendo el castigo sufrido también en Los Terceros. Golpe de efecto, sin duda, para que volvamos a ser, pues, auténticas damas y caballeros.

Brilla por su ausencia todo este calificativo en San Julián. Ni azules ni platas. Allí hay más plomo del que toda persona pueda limpiar. En el olvido quedó el sentir de un barrio, abandonado por completo, la verdadera esencia de la palabra hermandad: dar sin nada a cambio esperar. A más de uno no le vendría nada mal anotarse esta fecha para en el futuro recordar.

El sentido se vuelve a cobrar siempre gracias a la esperanza. Esa que germina de todo cirineo capaz de cargar con las cruces de todo el que así lo necesita. San Roque, templo, nazareno y templanza.

Sigamos esta línea porque ahora todo llega a la calma. Silencio y añoranza. En San Juan de la Palma hoy Dios y María son más que nunca ejemplo de confianza. Lugar para indefinidas amarguras. Las de todos, que dentro de nosotros aguardamos. Cristo y Virgen de sus existencias saben. Ellos nos acompañan gracias a un silencio blanco que más que nunca habla. Detengámonos ante las auténticas imágenes de que la Fe nunca calla.

Es, precisamente, ésta la que es Estrella que desemboca en Triana. Arte y solera son verdades que cualquier español sabe de nuestra ciudad torera. Sevilla es cuna de la belleza. De sus cofrades, su esencia. Hoy somos ejemplos de que este Domingo, igualmente, cumplirá su proeza: la de iniciar el camino a la cruz de aquel que, ahora más que nunca, con su pasión acompaña. No olvidemos que Sevilla será siempre Sevilla: mariana y devota desde sus entrañas.