Tribuna

Sillas voladoras

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28 feb 2021 / 04:00 h - Actualizado: 28 feb 2021 / 04:00 h.
"Tribuna"
  • Álex Zea - Europa Press
    Álex Zea - Europa Press

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Si te preguntase que cual es el medio de transporte más eficaz, el que más rápidamente te lleva a tu destino ¿qué dirías? Posiblemente estarás pensando en el avión o si eres un ferviente seguidor de la tecnología, en el hyperloop, ese tren supersónico capaz de viajar hasta 1.000 km por hora ¡qué pasada! pero no, aún hay un medio de transporte más prodigioso... Lo más curioso es que te ha acompañado siempre, es un medio que aúna lo artesanal y lo innovador...Es artesano en cuanto a que es de fabricación propia, personal e intransferible, sería imposible producir este medio en serie (aquí el método del exitoso Ford no funcionaría); al tiempo, resulta ser un vehículo de lo más "in", es decir, está totalmente a la última porque no tiene una forma clara predeterminada, va cambiando según el combustible que le eches y obviamente, su efectividad variará en función del mismo... Así es como funciona la "gasolina" mental y emocional, porque este medio de transporte tan alucinante y tan original al que me estoy refiriendo es... ¡Tu imaginación!

De la nada... ¡Un mundo!

Como bien apuntaba Bécquer: "El que tiene imaginación, con que facilidad saca de la nada un mundo", ¡qué importante es conservar esta increíble capacidad de imaginar! y subrayo lo de "conservar" porque todos nacemos con ella, los niños tienen la patente de la imaginación, la buena noticia es que todos hemos sido niños...

La imaginación ha sido desde siempre una útil compañera de viaje, ya fuera para divertirnos, para ayudarnos a resolver problemas o simplemente para asegurarnos de que el Sr. Aburrimiento se mantenía a la suficiente distancia como para no afectarnos con su sombra, la imaginación siempre ha estado ahí... Y seguirá estando, si la sabemos nutrir. Antes os hablaba del combustible mental y emocional que pone en marcha nuestro medio de transporte favorito, esta gasolina prodigiosa son tus pensamientos, actitudes y estados de ánimo, en función de como sean, conseguirás que tu imaginación viaje más rápido que el hyperloop -sin son constructivos- o, por el contrario, podrías sentir que te estás moviendo en el coche de Los Picapiedra -si son negativos- (pero sin su famoso: ¡"yabadabadu!", eso sólo se dice cuando el ánimo acompaña).

Superhéroes artesanos

Esta semana mi ánimo sintió una ferviente necesidad de crear una especie de manifiesto por la imaginación cuando, en el transcurso de una vídeollamada con mis sobrinas, Sofía y Noelia, tuvieron la magnífica idea de dirigirse hacia dos sillas del salón, apoyar la barriga sobre ellas, levantar pies y manos y... ¡¡a volar se ha dicho!!

- ¡Somos superhéroes! -nos explicaba Sofía, feliz, a Alonso y a mí mirando el móvil al tiempo que "volaba"-.

La verdad que no hacía falta ninguna explicación, se veía claramente lo que estaban haciendo... Bueno, se veía si tenías el "ojo del alma" -así es como llamaba Joubert a la imaginación- bien abierto. Allí mismo, en el salón de su casa, espontáneamente, se habían convertido en superhéroes, pues así lo habían decidido. Para darle aún más realismo al asunto, Sofía, de 9 años, trajo unas telas (no recuerdo si eran sábanas o toallas) y, con "mucho arte", le colocó una a su hermanita de 4 años y ella misma se puso la otra. De repente, Noelia -la pequeñaja- se subió a una silla con ruedas y empezó a girar, ahí tumbada.

- ¡Estás volando en círculos, se vuela para adelante! -le decía Sofía desde una silla de madera-.

Para que veáis que, hasta la imaginación, aplica su propia lógica. Noelia se reía, al final a su hermana mayor también le hizo gracia eso de volar en círculos y se fueron turnando la silla con ruedas... Alonso y yo las estuvimos viendo "volar" como unos 15 minutos, ¡fue una experiencia muy chula! por momentos, sentías ganas de hacer lo mismo, de dirigirte al salón, coger tu propia silla voladora y ejercer de superhéroe artesano...

Estoy convencida de que todos tenemos nuestra singular "silla voladora" y ya no me refiero a la del salón, sino a ese instrumento, imagen, película, libro o cosa en general que, al verlo, se transforma en útil combustible para el mejor vehículo del mundo. Ya sea en un momento de preocupación, de soledad o simplemente necesites distraerte un rato y te plantees la pregunta: "¿qué hago ahora?" recuerda recurrir a tu silla voladora (¡el ánimo te lo arregla seguro!).