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Los medios y los días

Sin toldos y con solazo

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06 jul 2021 / 04:00 h - Actualizado: 06 jul 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Imagen de archivo de la instalación de toldos en el centro de Sevilla.
    Imagen de archivo de la instalación de toldos en el centro de Sevilla.

Cuesta trabajo comprender que no haya toldos por las calles más comerciales y céntricas de Sevilla. Cuando más falta hacían no por el sol, que también, sino, sobre todo, por la crisis de la pandemia, para que los comerciantes y los turistas salieran ganando y con ellos toda Sevilla, va el ayuntamiento y falla porque falla la empresa encargada de colocarlos. Y no hay reacción al asunto, así es esto, así es la burocracia, aunque cuando conviene algo de verdad se mueve cielo y tierra para tenerlo a punto.

Nos han dado y nos darán montones de explicaciones pero eso no basta, Sevilla ha visto a un alcalde viajando por ahí para buscar más su interés personal que el de la ciudad que lo ha elegido para que la tenga a la altura de las circunstancias y debe cargar con esa responsabilidad, si bien los políticos tienen una espalda como un desierto para aguantar todo el fuego que caiga sobre ella, y más si, como en el caso de Espadas, se trata de alguien que no tiene más ocupación que la política, un motivo más para que se olvidara de la ciudad y pensara sólo en obedecer a Madrid. Ay, qué desgracia de ciudad, con un estamento político dormido y confiado en que aquí nadie alza la voz para las cuestiones más importantes... El señor Espadas levanta por Feria un chiringuito en el centro que era indigno de la ciudad y ahora deja sin instalar los toldos cuando la pandemia está en mucha mejor situación que en abril y el aeropuerto fleta cada vez más vuelos a Sevilla.

La verdad es que los toldos no son tan viejos, yo que no soy aún un anciano los vi nacer hace años pero ya que estábamos lanzados como ciudad turística, a lo cual se suma que al sevillano le gusta pasear por el centro de su ciudad, la ausencia de toldos se presenta como un despropósito.

Hay que decirlo de una vez: esos grandes centros comerciales sobre los que nos lanzamos a consumir carecen de calor humano, están reñidos con la estética, son simples almacenes deprimentes donde al arquitecto no se le ha permitido ni una licencia, todo está pensado para consumir, te persuaden para que gastes más de lo que debes gastar, no encuentras empleados o empleadas cuando más los necesitas, tienes que ir a buscarlos a veces unos cientos de metros más allá de donde uno se encuentra. Y sobre el asunto de las condiciones de los trabajadores no entro porque es capítulo aparte y se sabe de sobra. Y, sin embargo, allí que vamos y seguiremos yendo aunque sepamos que es peor para nuestro comercio tradicional, en este asunto uno mira por su bolsillo y no por la identidad sevillana. Es lógico.

Ahora bien, eso no significa que el verdadero placer de comprar no esté en el centro y en los barrios. Cuando yo vivía en Triana el barrio puso en marcha una campaña intensa para que la gente comprara en Triana y tuvo éxito. En Triana hay de todo y uno lo consigue paseando por unos lugares deliciosos, cargados de historia, de tradiciones. Te encuentras con conocidos y compras lo justo, lo que se necesita. Eso es Europa, la parte del mundo que, como es vieja y sabia, no se droga con el consumo compulsivo. Pues eso se podía haber estimulado con los toldos del centro en lugar de que su ausencia, como bien decían ayer algunos sevillanos, lo que hace es favorecer que se siga impulsando ese consumo extramuros de la ciudad en lugares que son horrorosos, para qué nos vamos a engañar.