Creo que era Pepe Caballos el que siempre aconsejaba a los suyos que antes de destituir a cualquier mínima delegada provincial, se buceara en sus nexos no aparentes, eso que en otros tiempos se calificaba de relaciones impropias, no fuera a convertirse el cese en acto de suicidio para su autor.
A los rojos siempre nos gustó teorizar, en los laberintos de los Congresos, sobre el amor, y había quien debatía sobre el discurrir de fluidos entre Trotsky y Frida Kalho, detenida después por colaborar en su asesinato, o de los del propio Ramón Mercader con Sara Montiel y aquella su hija arrebatada.
Quedan lejos las pasiones del Che con el fondo de La Habana desde Sierra Maestra y hasta los trayectos de Griñan a la literatura de piolets de hombres que solo amaban a los perros.
En este recorrido húmedo de imaginación fecunda, la derecha siempre fue más pragmática, aunque alguno de los episodios de Cifuentes -tarjeta de teléfono prepago incluída- acabaron devastando a Ignacio González y hasta a las dos únicas condenadas en el caso Master, una Profesora y una Asesora sobre las que ningún periódico publicará un modesto Obituario.
Hacer el amor, ya lo decía Cernuda, tiene sonidos tristes que no apiadan la política, casi una ciencia sin errores.
Claro que me gustaría pensar que Pablo Iglesias se ofuscó cuando su querida Irene Montero se negó a su petición marital de dejar el Ministerio para presentarse por Madrid. Ella que tanto le debía...
Pero lo cierto es que la salida del Coletas está alambicada con la de Iván Redondo. No en vano, el propósito de Pedro Sánchez era convocar en Otoño, antes de las andaluzas, rompiendo con Podemos y escenificando una pose de sofá con Arrimadas. Con lo guapo que es nuestro Pedro, sólo le faltaba estar centrado.
Pero he aquí que el Coletas prefirió el exilio catalán. Allí -salvo en Las Ramblas- no se despachan tapas, ni medias raciones. Todo antes que entregar el alma al inefable lider socialista.
Pablo Iglesias ya sabía de su despido y hasta el importe del finiquito. Mejor baja voluntaria debió pensar. Miren, si no, a Susana, aunque su sombra siga reinando y hasta el nuevo Secretario General del PSOE de Sevilla Javier Fernández, lo haya colado ella, y ya veremos si traga con Marijesu.
Así las cosas, a Juanma se le está pasando el arroz para convocar. Y en esas estábamos, cuando apareció por el Congreso del PP, la pizpireta Ayuso. Como si no bastara con convertir Madrid en el paraíso de las tabernas anti Papa argentino, llegó y besó el santo. Y protagonizó eso que llaman “el kit del ahijado”, o sea “apadrina un pingüino”.
«Juanma convoca, tú que puedes».
Para colmo, no sé a quién se le ocurrió la irrupción de Juan Marín, en parihuelas, como de Misión a Palmete, justo después de la filtración por parte de su defenestrado portavoz sanluqueño.
En fin, que Al Andalus, ya es comarca de Madrid...