La Tostá

Soleá Morente y los puristas

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
17 ene 2022 / 06:36 h - Actualizado: 17 ene 2022 / 06:40 h.
"La Tostá"
  • Soleá Morente junto a Miguel Poveda.
    Soleá Morente junto a Miguel Poveda.

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Soleá Morente, presentadora junto a Miguel Poveda del nuevo programa flamenco de Televisión Española, Caminos del Flamenco, cuyo primer capítulo estuvo dedicado a Cádiz sin Juanito Villar, Panseco o Felipe Scapachini, entre otros, dijo estos días atrás que “hay que darle la guerra a los puristas”, en una entrevista promocional. ¿Para eso han creado el programa, para acabar con los puristas? El debate de estos días entre los flamencos es si hace falta o no un programa como este para atraer a nuevos aficionados a nuestro arte más internacional, y es un debate que ya cansa.

Creo que alguna vez los que dirigen la televisión pública de nuestro país deberían hacer un buen programa para los aficionados que son y no para los que pueden serlo algún día. No importa que en vez de que lo sigan medio millón de personas lo vieran la mitad o menos, porque la tele pública solo tiene que mirar por la calidad y por los amantes de esta música, que pagan impuestos y luchan desde distintos frentes por un arte tan mal tratado en esa casa en los últimos años.

¿Por qué hay que poner a dos famosos al frente de un programa de flamenco? La hija de Morente y Aurora Carbonel no es que sea Madonna, precisamente. Poveda sí es famoso y un artista de muchos años en los escenarios, gustos al margen. Aprovechar su tirón puede justificar que lo eligieran para presentar ese programa, porque además se expresa bien y es una persona sensata. Pero Soleá Morente no tiene ni su tirón ni su trayectoria, y, además, se atreve a decir que hay que acabar con los puristas, como si ella supiera qué es en realidad un purista del flamenco.

Su padre, el señor Morente, era un purista porque amó más que nadie el legado de los grandes maestros y lo defendió siempre a capa y espada. Fue quien refrescó el legado de Chacón con un gran respeto y lo puso en manos de los jóvenes intérpretes. Que fuera un creador no quiere decir que no amara y respetara la tradición, que conocía como pocos. No era un purista, digamos como Mairena o Talega, sino más abierto. En la actualidad los hay recalcitrantes y pesados, pero los hay también inteligentes y tolerantes con lo nuevo.

Por tanto, que esta chica diga esa sandez de los puristas, como un colectivo que hay que destruir con dinero público, es algo que invita a no ver el programa, donde, además, creo que canta, que es otro motivo para no verlo. Pero en fin, el libro de los gustos está en blanco y si hay quien ve en Rosalía a una Niña de los Peines con 20 años, habrá quien vea en Soleá Morente a La Sarneta, La Paquera o La Repompa en sus mejores tiempos.

En cuanto al programa en sí, estos días estoy leyendo comentarios sobre su calidad técnica, o sea, de imagen y sonido. Faltaría más que una cadena de televisión pública que maneja un presupuesto anual de 470 millones de euros –ese fue el del pasado año–, fallara en lo fácil. Pero lo difícil es que su contenido sea de calidad y no tan superficial como fue el del primer capítulo, con fallos garrafales, como los de dar protagonismo a la Niña Pastori y Encarna Anillo, en vez de a Juan Villar y a Felipe Scapachini, si era un programa dedicado al flamenco de Cádiz.

Con este programa tan descafeinado no solo no van a acabar con los puristas, sino que los van a cabrear y no van a parar de despotricar sobre él en las redes sociales, como está ocurriendo ya. Eso sí, el povedismo está encantado. Y como trabajé en esa casa, Televisión Española, les puedo asegurar que si se critica mucho un programa de ellos, cualquier proyecto que se presente, de flamenco, se morirá de pena en un cajón.