Da igual si ves un reality u otro, es lo mismo si se emite el miércoles el viernes o la tarde del domingo, no cambia nada si los protagonistas son unos u otros; los realities de la telebasura son una amalgama de apretones, revolcones, flirteos, infidelidades entre ellos y ellas, entre los que participan y los que están fuera esperando y desesperando. Pero que nadie se asuste porque el grupo de famosillos que vemos siempre en pantalla son como una pandilla de adolescentes en verano, todos con todos y sin rencores. Pero que nadie se asuste porque cada infidelidad se cobra en una revista que avergüenza al periodismo cada semana o en un plató en el que tan pronto se habla del SARS-CoV-2 como del último tropezón del Real Madrid como de la noche de pasión que han vivido fulanita y menganito.
La tal Steisy (Patricia) es una muchacha que quiere vivir del cuento televisivo y participa, ahora, en ese bodrio que llaman Pesadilla en el Paraiso. Lo tiene aprendido y bien aprendido. Si tiene que asearse desnuda delante de media España le va bien; si tiene que insultar a un compañero lo hace con todas sus fuerzas; si tiene que pedir que le dejen acostarse (sin sentimientos ni nada) con otro participante lo pide y se queda tan ancha... La tal Steisy es ese tipo de mujer que el que escribe no quisiera tener cerca porque sufrir por una señora así mejor ahorrárselo.
La tal Steisy es burda, es cateta, es inculta, es gritona y todo lo que puede aportar a la humanidad es una frase construida desde un desajuste emocional. Vende una imagen falsa y vende un amor con un tal Pablo que da repelús. Esta chica es lo más parecido a una Matahari del todo a cien que si abre la boca te da la risa tonta (más idioteces es imposible soltar). Es el arquetipo de concursante de reality.
Da igual si usted quiere ver el reality tal o el reality pascual. Siempre se encontrará con una Steisy que le haga pensar en lo divina que sería la vida sin que tuviéramos que soportar estos insultos a la condición humana.