«Supervivientes 2022»: Macarras, extraterrestres, vagos y pijos

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18 may 2022 / 16:24 h - Actualizado: 18 may 2022 / 16:44 h.
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  • Mediaset.
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Marta Peñate y Nacho Palau se han convertido en macarras de tercera dentro de su grupo. En ese mismo grupo en el que ellos se encuentran, Gonzalo de Borbón, un chaval muy joven y sin experiencia en realities, aguanta como puede los ataques casi violentos de los dos gritones que piensan que son la pareja poderosa de la edición (pareja de macarras, se entiende). La falta de picardía del muchacho está siendo verdadera carnaza para estos personajes mucho más experimentados y con colmillos retorcidos. Tanto es así, que Kiko Matamoros ya advirtió a la criatura de lo que le podía venir encima dado que Marta Peñate tenía ‘dadas muchas vueltas ya’. A ver lo que aguanta.

Alejandro trata de sobrevivir a pesar de sí mismo. Cada vez que se encuentra con su novia se organiza la mundial, dice media docena de sandeces y se deja llevar por unos celos descomunales, un machismo sangrante y una estupidez superlativa. Si tiene un rato de descanso ya está Marta Peñate preparada para ir con el cuento de un encuentro de Tania (la novia) con un actor o cualquier flirteo que pueda desestabilizar a un Alejandro que entra al trapo sin penserlo. Ahora bien, este chico está demostrando ser el más generoso de todos (le acusan de todo lo contrario la pareja de hienas en la que se han convertido Marta y Nacho), el más solidario con diferencia. Tiene buen fondo el muchacho aunque le pierde la boquita y ese amor enfermizo y tóxico que vive.

Desi intenta mantenerse al margen y es más cotilla que otra cosa. Anodina. Y Mariana demuestra, una y otra vez, ser una pija insoportable que no duda en hacer una maldad como si se tratase de una broma hipermegagraciosa.

En el grupo contrario, sigue siendo sorprendente el comportamiento de Ana Luque. Yo no sé de qué planeta ha llegado esta mujer. Tampoco me interesa, pero me parece lo más divertido del programa. Vive en otra galaxia y es feliz. Le da igual si otros piensan que es medio tonta (no creo que lo sea, ni mucho menos). Amable, cuidadosa con otros compañeros, alegre y encantadora. Todo lo contrario que Anabel Pantoja que es vaga, pagada de sí misma y profesional del fingir sin pausa ser lo que no es. Prepotente y una superviviente ramplona que no aporta nada a su grupo. Ni al programa, claro. Si no estuviera en los Cayos Cochinos no pasaría nada. Lo mismo pasa con Kiko Matamoros al que, inexplicablemente, le han llevado a la novia, un plato con cuatro huevos fritos y patatas (al día siguiente se debatía entre entregar un coco o no hacerlo a la parásito actual del concurso), al que inexplicablemente hoy le darán otra alegría. Estamos ante el favoritismo de siempre. Ahora bien, la estrella de este grupo; dada su maldad, su falta de educación, su cultura limitada de forma grotesca y su percepción equivocada de la realidad; es Anuar. Además de sus constantes salidas de tono, de los insultos que reparte y de su apatía frente al trabajo, la chulería que gasta el joven es intolerable. La organización pidió que los dos mejores supervivientes fueran a recoger un pergamino y él se apuntó sin contar con Dios ni con el diablo. Así es él. En realidad, aunque él no lo sepa, es perezoso y un concursante mediocre que, si se pone a tiro, va a ir a la calle a la primera.

En este grupo destacan Tania (la novia) y Juan (el ex ‘Cruz y Raya’). Ambos se esfuerzan, aportan contenidos interesantes y no se arrugan ante las dificultades.

No se me olvida Yulen, es que ni fu ni fa.

Ainhoa, la actual concursante convertida en parásito, sigue a lo suyo. Tendrá dificultades para llegar a la final aunque dará guerra antes de volver a casa.

En fin, «Supervivientes 2022» es más de lo mismo. Hambre, peleas, lágrimas y poca supervivencia.