Los caminos de Dios son inescrutables. Eso siempre se ha sabido y es algo que condiciona cualquier vida, cualquier amor, cualquier fortuna, cualquier marquesado. Y aquí no se libra nadie. A los ateos les toca transitar caminos diseñados por el destino que también tiene un plan secreto que nadie conoce.
Tal vez, y solo tal vez, Dios le está diciendo a Tamara Falcó que él necesita esposas (en la Tierra las conocemos como monjas) y que para estar con el tocino de Iñigo Onieva prefiere tenerla en nómina en cualquier convento de clausura. Nunca se sabe qué plan tiene diseñado para cada uno de nosotros.
Tamara Falcó en problemas por culpa de un pijo alocado y bobo hasta más no poder. Risto Mejide fuera de combate (entiendo que se haya cansado de comprar plumieres, ceras y gomas de borrar, cada principio de curso, a la buena de su esposa). Los italianos votando a la tal Meloni que ya veremos si sigue la línea que marcaba en Marbella hace unos meses (si es así, Europa peligra seriamente y las libertades en Italia se encuentran en el filo de la navaja). En Canarias a nado mientras en la península no tenemos agua para regar. Y Putin enviando a los jóvenes a una especie de picadora de carne en vez de ir él en primer lugar.
Debe ser que, realmente, los caminos de Dios son inescrutables. Menos mal que eso lo tiene claro la señora marquesa de Griñón y que el sufrimiento será menos sabiendo que la senda la ha trazado el mismísimo Dios. Suerte que tienen algunas. Porque los demás tendremos que seguir viendo telediarios para saber de qué va todo esto.