Ustedes lo ven: la política ya no se encauza desde los parlamentos sino desde las televisiones. El telepacto de telegobierno que se baraja es un catálogo de telegestos. Comodín para cualquier líder investido a última hora, tanto monta monta tanto. Les resumo el borrador con las telemedidas reformistas:
En los telediarios, bajo el principio el voto de cada español vale igual, idéntico minutado de información política a las comunidades autónomas con similar número de habitantes: el cupo mediático de Castilla y León es el mismo que el cupo del País Vasco. Los programas deportivos aplicarán la igualdad de género y dedicarán el mismo tiempo al deporte femenino que al masculino.
En telecomedias y especiales de humor, dado el enorme desequilibrio territorial acumulado en medio siglo, se establece una moratoria de personajes graciosos andaluces durante diez años, y a cambio se dará prioridad a cántabros, albaceteños y paisanajes similares. El cambio en Educación consistirá en sustituir la fauna de Sálvame por la tribu de Universidad de padres, dirigida por José Antonio Marina. El 90 por ciento del empleo lo crean las pequeñas y medianas empresas. Por ello, la cantinela diaria de la cotización bursátil del Íbex35 se reducirá a un formato semanal y será reemplazada por conexiones en directo con pymes que tributan al 100 por cien en España.
Y en el nuevo Consejo de Ministros tendrá cartera ‘El Ministerio del Tiempo’. Su patrulla le seguirá la pista al padre de Jordi Pujol, a los intermediarios de los ERE, al testaferro de Bárcenas en Suiza, entre otros personajes de época.