- Foto: Jesús Hellín - E.P.
Las de mañana domingo van a ser unas elecciones municipales y autonómicas marcadas por la sospecha de la corrupción debido al escándalo de la compra de votos en algunas localidades españolas, como, por ejemplo, Mojácar. Cuando el domingo por la noche sepamos los resultados que han dado las urnas y el voto por correo en ese pueblo almeriense, ¿nos los vamos a creer? En realidad, el resultado de cualquier otro pueblo, porque hoy están todos bajo sospecha de manipulación del voto. Es inevitable recordar ahora por qué Pedro Sánchez insistió tanto en el inicio de la campaña en lo bueno del voto por correo o por qué el ministro Bolaños le dijo al candidato a la alcaldía de Mojácar, el señor Manuel Zamora, aquello de “me pusiste deberes”, asegurándole luego, emocionado, que sería el nuevo alcalde del pueblo, como dándolo ya por hecho.
Pero con ser vergonzoso todo esto, propio de país bananero, lo es más aún cómo los medios afines al Gobierno salieron a la calle desesperados a la caza de corruptos en el Partido Popular, buscando casos de compra de votos en pueblos gobernados por este partido, para compensar la vergüenza. Fue llamativo el hecho de que El País llevara destacado en portada un caso de presunta compra de votos en un pueblo de Huelva gobernado por los populares, donde ni siquiera no hubo detenidos, en vez del caso de Mojácar, donde sí los hubo. O el de Albudeite (Murcia), donde fueron detenidos tres candidatos socialistas, entre ellos la candidata a la alcaldía Isabel de los Dolores Peñalve. Y Sánchez acusando al PP de “embarrar la campaña”, quizá porque sabe lo que le espera mañana por la noche.
¿Qué hacer, pues, mañana? Como hoy es día de reflexión, estudiar bien la situación y votar con la cabeza en cada uno de los municipios españoles. Masivamente, que sería la mejor prueba de que la mayoría de los ciudadanos españoles queremos democracia y echar fuera de la política a los corruptos, sean del partido que sean. No es fácil votar con todo bajo sospecha, pero hay que hacerlo.