Menú

Todo lo que voy a perder

Image
03 may 2022 / 06:00 h - Actualizado: 02 may 2022 / 19:33 h.
"Opinión","Viajes"
  • Singapur. / Fotografía cortesía del autor de esta columna
    Singapur. / Fotografía cortesía del autor de esta columna

Cuando estoy muy contento pienso mucho en la muerte. Debe de ser que justo cuando estoy disfrutando de una cosa que me encanta me viene a la mente la idea de que algún día dejaré de disfrutarla. Si mi vida estuviera llena de penalidades, quizás no pensaría tanto en la muerte (en perder cosas), pensaría más en la vida (en poder conseguir objetivos).

Ahora estoy en Singapur, una ciudad absolutamente maravillosa. Si consideramos que la arquitectura es un arte y que el arte contemporáneo es tan valioso como cualquier otro arte de la historia, la mezcla entre arquitectura y una visión contemporánea en Singapur eleva esta ciudad a rango de absoluta obra de arte. La combinación de edificios gigantescos con diseños alucinantes, todos junto a bahías, lagos, ríos y un mar, y todo ello en un ambiente de absoluta limpieza, organización, respeto y educación, hacen que me sienta muy feliz... Y que piense en la muerte. Me dolería mucho irme de un mundo tan maravilloso como el que hemos conseguido construir. (Ya sé que en el mundo hay desastres y catástrofes, pero ver cómo los hombres se han organizado para construir bellísimas estructuras artísticas en ambientes absolutamente deliciosos y con un cuidado y esmero exquisito, me llena de esperanza en nuestra especie). Y siempre ando henchido de admiración por todo lo que hemos sido capaces de construir, desde una escultura de Miguel Angel, un Oratorio de Bach o el triple rascacielos de Singapur de su Marina Bay Sands diseñado por Moshe Safdie Arquitectos y la ingeniería de Arup y Parsons Brinkerhoff.

Cuando veo algo que me emociona como esto, también pienso en mi hijo y en todo lo maravilloso que le quedará por ver, disfrutar y sorprenderse. Porque cuando siento estos placeres siempre agradezco a mis padres, que ya no están, el haberme dado la posibilidad de la vida e imagino, de verdad que imagino, a mi hijo queriendo darme las gracias en un futuro en el que yo ya no esté y que se sienta frustrado.

Por eso, antes de partir a uno de mis grandes viajes le dejé un mensaje en el WhatsApp, que decía: «Si alguna vez me pasara algo y no volviera, quiero que sepas que ya sé que vas a ser un gran hombre. Si en el futuro consigues cosas que te da pena que no haya visto, piensa que yo ya intenté imaginarlas todas y que me sentí súper feliz por ti. Tienes tanta inteligencia y el mundo avanza a tal velocidad que sé que tendrás maravillosos momentos de satisfacción y felicidad. Disfrútalos como si yo los estuviera viendo. Ni que decir tiene que te quiero mucho. Eres lo más importante que he hecho en la vida. Pero no te quedes preocupado. Seguro que en este viaje todo va a ir bien, pero ya ves (por nuestro amigo Santiago Lusardi [que falleció por Covid a los 41 años hace ahora un año]) que a veces la gente se va cuando menos lo espera. Que no se te quede la angustia de que tu padre no compartió tanto como te queda por hacer. Sé que tendrás un buen futuro. Confío plenamente en ti y en el género humano siempre en proceso de reinvención. Disfrútalo».

Cuando soy tan feliz como ahora me angustia saber todo lo que me voy a perder.