El domingo pasado, ante la escasa o nula conciencia ética de nuestros partidos , propugnábamos la posibilidad de que, cada uno de ellos, designase y sufragase un cargo singular: el defensor del elector. Pero: ¿quién va a atreverse a sacar a la luz pública, algo que puede perjudicar a quien le paga?
Ese mismo domingo, aunque en otro terreno, alguien nos demostró que eso era posible. El defensor del lector de un determinado diario de ámbito nacional, sacó a la luz un importante fallo del periódico respecto a tres noticias: 1ª) "Zidane no quiere saber nada del Madrid" 2ª) "Un sector del Supremo duda de que el procés encaje en el tipo penal de rebelión" 3ª) Una determinada información sobre la búsqueda de votos en la España vacía se adjudicaba a Ciudadanos
Respecto a la primera, aquella misma tarde se presentaba la contratación de Zidanne. Y, respecto a las otras dos, el defensor del lector las situaba como susceptibles de sospecha por la falta de concreción respecto a las fuentes. Toda su reflexión-denuncia sobre las tres noticias, giraba en torno al cuidado que deben tener los periodistas en esa delicada materia. Al respecto, decía lo siguiente: "las informaciones solo pueden ser obtenidas por la presencia en el lugar de los hechos, la narración por una tercera persona o el manejo de documentos", pues bien "el lector tiene derecho a conocer cuál de las tres se corresponde con la noticia". Con una recomendación: sin revelar nombres, hay que tratar de concretar lo más posible la fuente de la noticia y, sobre todo, ¡cuidado con "el abuso de fuentes anónimas"!. Y una advertencia final: "es la credibilidad la que está en juego"
El defensor del lector citado es Carlos Yárnoz. El periódico: El País. ¡Enhorabuena!