¿Recuerdan ustedes el día que el ministro de Interior español, Grande-Marlaska, puso de patitas en la calle al coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos? Pues entonces sabrán que Grande-Marlaska hizo eso para contentar a los chicos de ERC. Una vergüenza que se revistió de mentiras, unas mentiras (estas y otras) que han salpicado al ministro durante todo el tiempo que ha ocupado su cargo.
El ministro Grande-Marlaska ha ido acercando a los presos de ETA al País Vasco. Poco a poco, sin pausa y sin decoro. Es bueno recordar que la gestión penitenciaria en Euskadi está en manos del Gobierno Vasco. Y esto lo ha ido haciendo para contentar a los chicos de EH Bildu. Estos ya saben ustedes que son socios de gobierno de Pedro Sánchez. Otra vergüenza más que tenemos que soportar los españoles.
Podemos es otro socio del PSOE. Y a estos les hace falta carnaza para sus votantes, carnaza que les haga parecer radicales y defensores a ultranza de políticas extremas. Una de las cosas que siempre han querido demostrar es que ETA ya no existe y que no hay nada que recordar, que lo pasado pasado está, que las quejas es cosa del facherío español. ¿Qué ha hecho Grande -Marlaska por ellos durante todo este tiempo? Humillar a la Guardia Civil y a las víctimas del terrorismo. Así de fácil. Mucha vergüenza y mucho asco.
Pero esto de la política es lo que es. Se acercan las elecciones y ERC, EH Bildu y Podemos piden la cabeza del pobre ministro que tanto les ha dado. El desastre de la valla de Melilla y las mentiras reiteradas como herramientas de trabajo son, ahora las armas que van a utilizar contra Grande-Marlaska aquellos que han sido beneficiados tanto y durante tanto tiempo.
Y es que Pedro Sánchez se va a quitar de encima al ministro y ya todo vale. Los socios van a aprovechar esto para hacer campaña porque lo de los escrúpulos es cosa de marcianos o algo así. Grande-Marlaska no salió del Gobierno en la crisis anterior porque no había sustituto, pero ahora que es una carga insoportable saldrá, sí o sí.
Política es política. Sangre, mugre y falta de ética.