Trapero y el boca a boca a Ayuso

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02 may 2021 / 04:10 h - Actualizado: 01 may 2021 / 16:12 h.
  • Trapero y el boca a boca a Ayuso

La campaña electoral se va disipando en Madrid, merced a los sobres varios, cuya única repercusión ha sido el despido del vigilante de seguridad que descuidó sus deberes, que aquí siempre pagan los mismos. Total qué más da, un número centesimal a la larga cola de desempleados de El Corte Inglés, de Caixabank, de BBV...

Y es que debo descubrirme ante el gurú de Ayuso, Miguel Angel Rodríguez (MAR), que ha debido emular el lema del Banco de Santander, -ese de Rafa Nadal en las cristaleras-, “adaptamos el modelo al cliente”, no en vano la otra consecuencia de las cartas, es la desaparición definitiva de Ciudadanos del mapa político, única llave matemática que podía hacer peligrar el triunfo de la derecha en la capital y que yace ante la polarizacion de España revelada (que no rebelada) en misivas de todo orden.

Quién recuerda ya la selección de pacientes según la edad, en la entrada de los hospitales sin UCIS de Madrid; el Palacio de Hielo cubierto de féretros de nuestros padres o madres y ya casi nosotros mismos; la erradicación de la enseñanza pública, comisionando a costa de los colegios religiosos integristas como antaño del propio Papa; o la desaparición de la Sanidad universal, sí la Marea verde... Dónde la memoria de Espe Aguirre, -ya hasta un Goya en las alforjas- o el tiro de gracia de la crema facial de Cifuentes. Nada que no arregle un buen bronceado en la Estepona de Ignacio Gonzalez, que a quien importan las larvas blancas que estallan cuando los relámpagos los refulgen en las salinas frente a las desembocaduras.

Pero si hay un héroe en esta campaña no es otro que el Mayor Trapero. Sí, les hablo del Jefe de los Mossos, que en Noviembre de dos mil veinte, fue repuesto en el mando tras resultar ileso –vestido de calle- de las ampulosas togas de la justicia madrileña.

Y es que Trapero ha salvado la vida de la Presidenta Ayuso, al interceptar lo que casi nos hacen parecer un obus que ocupaba el sobre universal autopegado enviado a su atención desde Tarrasa...

Como decía Julio Anguita, (cada vez que lo imagino lo hago recitando el verso de Yeats, aquel de “and what if my descendents lose the flower”), ser de derechas o de izquierdas, no es un nombre. El latido del corazón a la siniestra ha sido sepultado por los Galapagares, las pagas vitalicias de cese o dimisión; o hasta las cuidadoras disfrazadas de Secretarias de Estado. No quedan héroes rojos, más que apilados entre sapos barítonos y ranas rabonas. Ya hasta el comunismo acaba siendo un diseño de Roures, como Arrimadas no tiene quien le escriba o Pedro sólo piensa en Doñana y el Sur trianero de Susana Diaz.

Aquí ganan el diazepam y la mirada de flipada, y, como no, hasta el atasco a Chipiona, con el GPS en direccion a los últimos chicharrones de atún. No nos perturben con las colas del hambre, ni con la gestión de las Residencias de ancianos. Aquí y ahora, es el catecismo hedonista de nuestra España, asida a las máscaras y a las vacunas, como al último invento de una mano caliente de latex sobre la colcha de hospital ante la que despedirnos, fingiendo ante el olvido que seremos.

España se prepara para la irrupción de lo conservador, que no es más que la ley del espejo de lo que representa Pedro Sanchez. Y ya tarda Juanma en convocar, siquiera porque Espadas no sea más que Gabilondo (el de la epistemología), sólo que con más pelo y sin gafas.

Mientras cae el telón, me desprendo de la mascarilla, cierro un sobre, pego el sello y envío a Pablo Iglesias, unos bollitos del Convento de Santa Inés....

Será lo único dulce que le espere a él y a la impostura, en la noche del recuento...