Desde la espadaña

Triana expone su Picasso

¿Por qué no se arriba a la orilla de Sevilla y se ordena adecentar el malecón de Triana? ¿Dónde está usted alcalde, que no lo veo? ¿No estará todo peor mientras más se tarda?

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13 may 2021 / 08:08 h - Actualizado: 13 may 2021 / 08:10 h.
"Desde la espadaña"
  • Triana expone su Picasso

Saben ustedes que en Sevilla existen dos tipos de hombres: los flacos, altos e insignificantes, generalmente de locuacidad breve y sentenciosa, y los grandes y destartalados que abundan por su jocosidad y risotadas. Pero desde hace unos años ha aparecido en el ámbito político el género superdimensional, inmortal y afortunado que habla con voz de contralto mostrando su júbilo por la marcha de la ciudad. Y son estos últimos los que han hecho que, en la otra orilla de Sevilla, aquella que usted ve de fondo en la pantalla de televisión cada vez que esta ciudad causa noticia, se estrene una obra de arte a mayor gloria de la cochambre por falta de mantenimiento. Porque mucho presumir de Triana y su idiosincrasia, pero la primera vista general de la orilla es de suciedad total. El malecón de Triana, el muelle o el balcón de Sevilla necesita su mano de pintura o encalado porque no se toca desde el año 2012, días previos a la Velá de Santa Ana. Que gusta en esta ciudad proyectar sueños irrealizables o realizables hipotecando a la ciudadanía, pero, sin embargo, el capítulo de reposición y mantenimiento no se contempla en los presupuestos sevillanos ni así lo mande un Real Decreto.

Decía la canción que Sevilla tiene un color especial, pero a la vista del estado guarro del malecón trianero, el color actual es de una mugre de categoría (sin olvidar que es una zona BIC). Ahora empezará la pelea política sobre si el adecentamiento es obligación del ayuntamiento hispalense o de la Junta de Andalucía, pero ya les digo yo que corresponde a los señores que gobiernan en la Plaza Nueva. El día que este Ayuntamiento le dé por dignificar este balcón sevillano, les prometo abrir mi catrecillo de tijera en la otra orilla para ver tal evento planetario porque, a día de hoy, el malecón trianero ya asume su pátina sucia y cochambrosa que lo proyecta hacia atrás en el tiempo cogiendo, poco a poco, ese fondo de lienzo picassiano.

Ya es imposible hacer una foto desde la orilla sevillana a todo el malecón pues este mismo se sonroja y tartamudea cuando se ve a sí mismo sucio y descuidado. El pasado día le dije al alcalde antes de que se fuera de excursión:

.- Alcalde ¿qué opina del estado mugriento del malecón de Triana?

.- yo, señor mío, me gusta la pintura abstracta y le tengo declarada la guerra al costumbrismo.

Así que esto es lo que tenemos y me fui preguntándome si Sevilla, al final, está empezando a cultivar el arte abstracto en sus calles. Está claro que el malecón de Triana siempre ha llevado su manita de cal porque un buen encalado le da cierta galantería celeste a Sevilla; ya saben que nada puede subir al cielo que no sea blanco ni purísimo ¿Acaso existe algo más entrañable y andaluz que una pared encalada y sin huecos? Por eso, no nos quiten la maravilla de tener el balcón de Sevilla como la gloría y déjense de averiguaciones e historias. Aquí debería declararse un artículo único y de obligado cumplimiento acerca de que Sevilla fuese más bella porque estamos llevando a la ciudad a ser aficionada a las discusiones de los que es y no es y, finalmente, al cambalache del egoísmo y la particular conveniencia del momento político de una legislatura. Así que animo a todos esos responsables políticos que cuanto antes dignifiquen el malecón de Triana, el balcón de Sevilla, la imagen más televisiva y el paseo por excelencia de la ciudad. Me invade la tristeza del viudo mientras veo que nada se hace y el tiempo pasa. ¿O es que para pintar el malecón trianero también caeremos en el limbo de la burocracia?