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Militares ucranianos en la región de Donetsk, este de Ucrania, en una fotografía de archivo. EFE/EPA/Oleg Petrasyuk
Menudo bombardeo mediático llevamos soportando con esto del primer año de la invasión de Ucrania por parte no de Rusia exactamente sino de Putin, que es más acorde con la simplificación del mensaje dividiendo el asunto entre Blancanieves –Ucrania-, la Madrastra o Reina Malvada –Vladimir Putin- y Los 7 Enanitos –EEUU y la UE- que no hemos roto nunca un plato y defendemos a Blancanieves. Esto es lo que no sólo desean que creamos sino que es dogma de fe que se nos impone y el que cuestione el dogma va a la hoguera.
Ucrania ha sido invadida y ha resistido gracias a su valor y a la ayuda de Los 7 Enanitos que se han crecido en este circo mediático con el que manejan las consciencias de todo el planeta. La guerra nuclear con armas bélicas no ha empezado todavía –todavía- pero la guerra nuclear mediática sí, y al disidente le queman el cuerpo con radiaciones en forma de palabras, sonidos e imágenes.
Ucrania resiste, un año después ahí está. Todo el mal que tenemos encima en forma de inflación y amenazas varias viene de Putin y, como gran profundización del evento, de 2014 que fue cuando la Reina Malvada se anexionó Crimea. Ya está, en 2014, y antes, no sucedió nada más, no debe usted preocuparse por pensar por usted mismo, he ahí el dogma, créalo y el resto del tiempo lo dedica a ver cómo sigue el asunto de Piqué con Shakira, que eso sí es gordo, o bien a insultar a Sánchez y defender a Feijóo o viceversa. Y por supuesto a criticar a Tamames y a Vox.
Por desgracia, y como suele acontecer, la realidad es más compleja. Ucrania resiste, pero Rusia también. La invasión de Ucrania iba a ser un paseo pero el hundimiento económico de Rusia, también. El paseo es ya un maratón agotador. Ucrania sigue ahí con su esfuerzo y el apoyo externo. Rusia también, una tormenta de sanciones no ha servido ni para hundir el rublo, ni para hacer polvo sus exportaciones ni para subir el paro ni para destrozar su PIB ni para frenar su carrera tecnológico-armamentística. Al contrario. ¿Por qué? En pocas palabras, porque Rusia no está sola, hay muchas protestas allí contra Putin y, asimismo, hay resistencia a ser machacados por Blancanieves y Los 7 Enanitos. Añadamos que con Rusia están China, Turquía, India, Indonesia, y otros países y zonas de Eurasia, Asia, América y África.
También resiste Estados Unidos a pesar de que lleva invertidos más de 100.000 millones de dólares en ayudar a Zelenski, el muchacho héroe de la película que pide más y más, y resiste la UE que es el Tesigo Tesigo de EEUU. En EEUU ya han pedido una auditoría sobre la guerra de Ucrania que está suponiendo un gran sacrificio para aquella nación. Biden está logrando lo que quería: alejar a Rusia de Europa y entregársela a Oriente para que Europa siga siendo su fiel servidora y compradora.
La resistencia de los estadounidenses contra el mercader de la guerra Joe Biden se demuestra en que en menos de un año después de comenzar la guerra el apoyo de la población a que se envíe ayuda a Ucrania ha pasado del 60% al 48%. Aquel país se halla en un momento históricamente apasionante, según se desprende de unas palabras durísimas que la oposición republicana ha lanzado sobre Biden con motivo del discurso del estado de la Unión que ha tenido lugar hará dos semanas. A Biden le han dicho: “A nuestros hijos se les enseña a odiarse unos a otros debido a su raza, pero no a amarnos unos a otros o a nuestro gran país. En la América de la izquierda radical, Washington te fríe a impuestos y prende fuego a tu dinero ganado con tanto esfuerzo, mientras te aplastan los altos precios de la gasolina y encuentras los estantes de los supermercados vacíos. La línea divisoria en Estados Unidos ya no es entre derecha e izquierda. La elección es entre lo normal y lo desequilibrado”.
Yo creo que esto va bastante más allá de la guerra misma, el primer mundo mantiene dentro de sí otra guerra –tanto EEUU como Europa-. Aguantamos como podemos la inflación y la descarada política de desmembramiento de una futura Europa fuerte, nos mienten con esa unidad aparente. Hungría y Polonia son Blancanieves si dan armas a Ucrania y prestan su espacio aéreo para la guerra y son la Reina fascista Malvada si no lo hacen o legislan según la voluntad de sus gobiernos que, aunque no nos guste, representan a sus pueblos. Y en España ya lo ven: en cuanto se habla de guerra contra un país que lanzará armamento atómico en cuanto lo pongan contra las cuerdas, Sánchez se vuelve un enanito fiel y los demás nos seguimos rascando el bolsillo en el que brotan cada vez más telarañas.