UGT con el Estatuto y la Constitución

Con un respaldo ciudadano sin precedentes, Andalucía ganó su derecho para dotarse de un Estatuto de Autonomía con las máximas competencias y Poderes Públicos: Legislativo, Ejecutivo y Judicial

Image
30 may 2018 / 20:28 h - Actualizado: 30 may 2018 / 22:25 h.

Hace ahora 40 años, el 27 de mayo de 1978, se constituyó la Junta de Andalucía en Cádiz, eligiendo a Plácido Fernández Viagas como primer presidente. Tras una cruel dictadura de 40 años, las movilizaciones de todo tipo de colectivos se sucedieron en las calles; movilizaciones en las que los sindicatos de clase tuvieron un papel determinante, por ello podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que se había conseguido en la calle la creación de nuestro órgano de gobierno, principalmente en la multitudinaria manifestación de Sevilla del 4 de diciembre seis meses antes y en el resto de las provincias.

Y como resultado, lo exigido en las calles por miles de trabajadores y trabajadoras, se materializó en las urnas, era el 28 de febrero de 1980.

Con un respaldo ciudadano sin precedentes, Andalucía ganó su derecho para dotarse de un Estatuto de Autonomía con las máximas competencias y Poderes Públicos: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

El proceso que hizo posible estas conquistas, había comenzado con las movilizaciones de Barcelona, movilizaciones que se extendieron a toda Cataluña y al resto de España. Así, la consigna más repetida entonces y que presidía la manifestación de Sevilla del 4 de diciembre, era LIBERTAD, AMNISTÍA Y ESTATUTO DE AUTONOMÍA.

Desde el sindicato que represento, UGT, siempre hemos considerado fundamental conocer y reivindicar nuestra historia, ésta nos sitúa en Barcelona.

Barcelona, ha sido una provincia talismán para el movimiento obrero. Hace 130 años se celebró en Mataró el Congreso Fundacional de la Unión General de Trabajadores de España, cuya constitución hubiera sido imposible sin las aportaciones económicas de las sociedades obreras barcelonesas. La solidaridad de los trabajadores de Cataluña con el resto de nuestro país, lo llevamos fijado profundamente en el ADN.

Quienes están conjurados en el desmantelamiento del estado del bienestar, primero tienen que anular las señas de identidad en las que nos reconocemos como trabajadores y trabajadoras, tratando de suplantar con sentimientos legítimos pero previamente contaminados, incluso de racismo y supremacismo, ese ADN que constituye nuestra credencial: La conciencia de clase.

Esta es una lucha que no es nueva, como nos recuerdan las palabras de Francisco Largo Caballero en el discurso de clausura del Congreso de 1934 de UGT de Cataluña:

“Además, teníamos interés en venir porque la clase enemiga tiene siempre tendencia a interpretar vuestro deseo en cuanto a la Autonomía de Cataluña en el sentido de que no es una autonomía, sino separatismo lo que defendéis. Nosotros sabemos que eso no es cierto, que la clase obrera desea una autonomía que le permita desarrollar sus aspiraciones y defender sus problemas, y no por ello hemos de considerarlos separatistas.

Queremos demostrar a la clase burguesa que el separatismo podrá estar en otra, pero no entre nosotros, los obreros. De manera que nuestra presencia aquí tiene, aparte de otras cosas, la significación de una mayor compenetración de los trabajadores de Cataluña y del resto de España”.

Desde la significación de una mayor compenetración de los trabajadores y trabajadoras de Sevilla con los de Andalucía, los de Cataluña y los del resto de España, declaramos con firmeza algo que hoy consideramos más necesario que nunca: UGT CON LA CONSTITUCIÓN Y EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA.