Desde la espadaña

Un sevillano huevo de Colón

El debate no es sobre cualquier cosa sino entender que el huevo que enseñó Colón nos dio el Siglo de Oro en Sevilla.

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23 mar 2021 / 08:07 h - Actualizado: 23 mar 2021 / 08:09 h.
"Desde la espadaña"
  • Un sevillano huevo de Colón

Llevo muchos meses aguardando que mi pluma sepa transmitir todo lo que siente y quizás haya merecido la pena esperar porque hoy le hablo no sólo de altitud sino de conciencia sevillana. Desde un punto de vista testicular, no falta razón para declarar que Colón tuvo un par de huevos para montarse en una carabela (alias cascarón de barco) y atravesar el Océano Atlántico para llegar al Continente Americano. Pero desde un punto de vista gallináceo no dejo de pensar que puñetas hace la escultura del huevo de Colón colocado en un lugar que no conoce ni el GPS más sofisticado. Por más que busques no lo ves ni de lejos porque mira que es grande el huevo de Colón. ¿Cuánto molesta Colón y su huevo? La verdad es que, a la vista de esta barbaridad, me ratifico que el Ayuntamiento hispalense ha nacido predestinado para poner trabas a la coherencia y no puedo creerme que el mejor espacio para esta escultura sea un lugar recóndito donde podrá perpetuarse hasta que los vándalos acaben con él y el sevillano lo considere un amasijo de metal de nulo valor.

Nuestro huevo de Colón no es ninguna tontería pues hoy en día es la escultura, realizada en bronce, más alta de España con 46 metros de altura y que fue un regalo del gobierno ruso al español con motivo de la Exposición de 1992. Una escultura que es ícono, no sólo de nuestra historia de siglos pasados sino de la Exposición Universal, no puede ni debe ser maltratada como se le está haciendo hoy en día. Y es realmente vergonzante no sólo para nuestros responsables municipales sino para toda la ciudad que esta espectacular obra esté en manos de vándalos que la están desmontando poco a poco sin pudor ni sentimientos de culpa alguno porque, oiga bien, el huevo de Colón es también patrimonio de la ciudad y si no es una piqueta quién la está destruyendo, sí son, de momento, martillazos humanos los que dejarán nuestro huevo de Colón en cueros.

El huevo de Colón (oficialmente El Nacimiento de un Hombre Nuevo) debe estar en otro emplazamiento a salvo de maleantes y ladronzuelos para el disfrute pleno de la ciudad y sus visitantes. Sevilla tiene espacios, más que suficientes, para colocar esta pieza escultórica en un lugar privilegiado dándole el valor que merece. Una pena que, en Sevilla, el patrimonio que no se destruye, se esconde porque, como le digo, ir hoy en día a ver el huevo de Colón (o lo que queda) es hacer una excursión en toda regla. Quiero, por ello, pensar que ni todo está dicho ni todo está por decir con el huevo de Colón porque, eso sí, manda huevos abandonar de este modo parte de la historia de Sevilla.

Ciertamente quién menos culpa tiene de todo esto es Colón que puso su huevo al servicio de la humanidad y recapacitemos que este tipo de ofensas a quién verdaderamente daña es a nuestra ciudad la cual está moldeando torpemente su imagen interna y externa con bastante barro y en algunos casos, como este, con cieno. Así que otra estampa que se le está yendo a Sevilla.

Lo peor es el confusionismo al que algunos nos quieren llevar cuando no le dan importancia al tema y me asalta una duda tan cruel como real ¿habrá cambiado el sevillano? o ¿será que nuestros responsables políticos se han definido como “tipos difíciles de destruir”? Cuantos ilustres de nuestra historia para, al final, abandonarlos en un suntuoso silencio sin que los que de verdad pueden y deben hagan algo productivo, olvidando que esta ciudad no es más que el producto de culturas milenarias. A Sevilla la manejan hoy con egoísmo y codicia; lo primero por creer que las ideas son únicas obedeciendo a ideales políticos y lo segundo para mantenerse en sillones de responsabilidad. Por eso pido antes estas injusticias, sevillanos de verdad.