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Un tiempo nuevo

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16 sep 2016 / 22:00 h - Actualizado: 16 sep 2016 / 22:39 h.

Mientras que los plazos parlamentarios siguen corriendo a la espera de un nuevo gobierno o de unas terceras elecciones generales, millones de alumnos entran en un nuevo curso escolar y universitario, vuelven a las aulas. Los docentes retoman sus tareas en un país donde el sistema educativo tiene bondades y carencias. Sin duda, es necesario reaccionar ante los altos niveles de abandono y fracaso escolar en nuestro país. En Andalucía el abandono escolar temprano se situó en 2015 en el entorno de un 25 por ciento, (frente al 11,1% de la media de la Unión Europea) la previsión es que quede en un 15 por ciento para el año 2020, todo un reto. Por otro lado, en nuestro modelo educativo damos poca importancia a los análisis y la resolución de problemas, al trabajo en equipo, a la investigación, a través de un aprendizaje mucho más activo, esto es esencial para la mejora de la empleabilidad. Pero para impulsar este cambio, hace falta voluntad, una línea mantenida en el tiempo y una conciencia muy clara de que el objetivo real de todo sistema educativo es el progreso del alumno.

La incorporación de las nuevas tecnologías, el segundo y tercer idioma... son algunos de los factores a resaltar en positivo en los últimos años, a pesar de las carencias del sistema. En la gran mayoría de las comunidades autónomas se ha apostado de forma decidida por los centros bilingües, bienvenidos. No obstante, a pesar del esfuerzo de los últimos años los niveles de conversación en los idiomas de referencia todavía no han alcanzado el nivel adecuado. En España necesitamos que en unos pocos años el nivel, al menos, de inglés en los alumnos sea como en el resto de Europa. Hoy en muchos colegios los alumnos de primaria hablan mejor en ingles que los de ESO, todo un signo de lo que está por venir.

Los adelantos tecnológicos están posibilitando nuevos cambios en las formas de dar clase, tanto en la educación primaria y secundaria como en la superior. Ello afecta a algo tan básico como el aula y la forma en que esta condiciona las relaciones entre estudiantes y profesores. Los nativos digitales, así definidos por Marc Prensky en 2001 constituyen también un importante desafío para el sistema actual, por dos razones: en primer lugar, por la necesidad permanente de asumir una tecnología digital que avanza muy rápidamente, y en un segundo lugar, el alumnado nativo digital desarrolla destrezas tecnológicas que en muchos casos está por encima de quienes tienen la responsabilidad de formarlos. Si la conformación cognitiva de los nativos digitales es distinta a la de hace algunos años estamos ante un apasionante desafío, en el que todos los actores implicados, educadores, padres e instituciones públicas y privadas, tendrán que trabajar en red para que estos desafíos sean oportunidades para un tiempo nuevo.