Una agresión de los independentistas es tan fascista como los propios fascistas

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07 feb 2021 / 15:51 h - Actualizado: 07 feb 2021 / 16:03 h.
"Opinión","Política","Santiago Abascal"
  • Santiago Abascal interviniendo en el mitin de Vic. / Fotografía EFE
    Santiago Abascal interviniendo en el mitin de Vic. / Fotografía EFE

Me gusta muy poquito lo que se defiende desde Vox. El discurso que maneja el señor Abascal y sus acólitos es peligroso y abunda en la xenofobia, en la discriminación y en una forma de entender la política como un ataque constante a sus enemigos políticos (adversario no está dentro del vocabulario de los políticos de Vox). Pero me gusta menos, mucho menos, que vayan a una localidad a pronunciar un mitin y reciban pedradas, golpes, escupitajos e insultos de todo tipo. Los que atacan a los participantes en los mítines de Vox son unos brutos y unos fascistas. No se puede señalar a otro diciendo que es un fascista utilizando la violencia.

Es una vergüenza echar un vistazo a las redes sociales o a los vídeos en los que se ve cómo son lanzados huevos y piedras, o los policías se ven obligados a utilizar las defensas (de forma contenida por si al día siguiente les fulminan desde la Generalitat).

Hay que estar muy ciego o estar muy equivocado o ser más tonto que pichote, para no saber que cada piedra que impacta en un votante o en un político de Vox se convierte en unos cientos de votos a favor de esa formación política. Hay que ser muy tocino para creer que la violencia en nombre de, por ejemplo, el independentismo, está justificada si se ejerce contra ‘los de derechas’. Hay que ser un descerebrado para no saber que la violencia genera violencia.

Un día, algunos, lanzan piedras a los asistentes a un mitin de Vox. Al día siguiente, esos mismos llevan a Arnaldo Otegi a un mitin para que diga que es importante lo que hacen por la independencia de Cataluña. Pensaba yo que era una paletada eso del independentismo en el siglo XXI, una forma de expresar complejos sin saberlo. Pero estaba equivocado porque es, eso aunque sobre todo, una idea alejada de lo que entendemos que es la democracia en los países libres y modernos. El fascismo no es democrático. Lanzar piedras no tiene nada que ver con la libertad. Acosar a los que piensan de forma distinta aunque estén equivocados es un disparate que destroza lo más sagrado que atesora un ser humano, la libertad.

Me gusta muy poco lo que dicen Ortega Smith, pero no pienso utilizar eso para justificar ni un solo acto violento contra él o lo suyos. Y me gusta menos Otegi y los que se fotografían a su lado como si se tratara de un héroe. En realidad esto último me asquea.