Una coronación ejemplar

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01 oct 2016 / 22:59 h - Actualizado: 01 oct 2016 / 23:00 h.
"Cofradías","Siempre de frente"

No hicieron falta grandes alardes de priostía. Tampoco una inversión desmesurada en una corona y en unos fastos que siempre requieren un gran esfuerzo. Flores blancas y la Virgen de la Paz sola en el Altar del Jubileo, arropada por San Isidoro y San Leandro –prácticamente fijos en esta ubicación–. Sin palio y, al principio, sin corona. La Virgen, toda de blanco y plata. Y las mantillas blancas, y los chaqués, y los niños portando la corona vestidos de blanco. No me extraña que el arzobispo se quedara unos minutos ante Ella, pegado a la dolorosa de Illanes, a solas, pero con la Catedral a rebosar, rezando.

No hacía falta una corona nueva. Pero prendida a la de siempre, a la que le conocemos de tantos Domingos de Ramos, la Virgen llevaba las nuevas estrellas que le han regalado sus hijos del Porvenir, las familias que la han proclamado Reina de su hogar, sus costaleros, sus jóvenes, la cruz de la hermandad del Cerro del Águila... porque lo importante es el desprenderse, despojarse de lo propio para darlo en ofrenda, para enriquecer esta presea, tarea de la que se han encargado los hermanos Delgado en su taller de la calle Goles. Y ahí, en esa corona que no es nueva, lleva prendidas la devoción, las peticiones, las oraciones de todos los hermanos de la Paz, los que crearon la hermandad hace 75 años y los que la sostienen ahora y miran por su futuro.

No hacía falta un palio, aunque me hago cargo del esfuerzo de priostes y auxiliares, del desvelo de las camareras y el vestidor para que todo estuviera perfecto para la procesión de la tarde. Todo fue muy rápido y todo salió perfecto. A la hora prevista, la Virgen de la Paz coronada salió por la puerta de Palos en un recorrido glorioso que la llevó al Ayuntamiento antes de volver a su casa.

No hacían faltan grandes inversiones porque el mayor esfuerzo ya estaba hecho: el apoyo a la Fundación Santa María Reina de la Familia, fin de la obra social de esta coronación y que fomenta el desarrollo de los centros de orientación familiar de la diócesis, a los que la corporación ha destinado este año 40.000 euros, además de duplicar los fondos de la bolsa de caridad. Y en una programación variada y esmerada, que ha contado con un cartel de lujo, firmado por Isabel Sola, y un anuncio a dúo entre Paco Robles y el flamante pregonero de la Semana Santa de 2017, Alberto García Reyes.

No hacían falta porque Ella lo llena todo, pero no estaban de más las banderolas celestes que exornaban las calles de su recorrido de vuelta o el Arco del Postigo engalanado... Solo un detalle para devolver la Paz que ella derrama.

Sencillez y austeridad. ¿Minimalismo? Elegancia. Hay muchas formas de hacer las cosas y la hermandad del Porvenir ha acertado. Sin grandes lujos pero con un resultado de lujo.