Desvariando

Una duda peligrosa

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
05 feb 2022 / 07:51 h - Actualizado: 05 feb 2022 / 07:59 h.
"Desvariando"
  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y las vicepresidentas Nadia Calviño (c) y Yolanda Díaz después de que el pleno del Congreso de los Diputados votara a favor de la convalidación de la reforma laboral. EFE/Kiko Huesca
    El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y las vicepresidentas Nadia Calviño (c) y Yolanda Díaz después de que el pleno del Congreso de los Diputados votara a favor de la convalidación de la reforma laboral. EFE/Kiko Huesca

Lo ocurrido el pasado jueves en el Congreso con la votación de la reforma laboral, que al final quedó aprobada por el error de un diputado del Partido Popular, Alberto Casero, daña bastante la democracia porque siempre va a quedar la duda de si en realidad hubo o no pucherazo o compra de votos. Si no pucherazo, al menos confusión. El lamentable espectáculo fue visto en directo por millones de personas y las imágenes han dado, por desgracia, la vuelta al mundo. Se votaba una polémica reforma laboral, que ha sido pelotera desde el principio, cuando Pedro Sánchez hablaba de derogarla, quizá sabiendo que técnicamente no sería posible. Pero era una promesa electoral que podía darle muchos votos. Una reforma laboral, la de Mariano Rajoy, que por cierto creó mucho empleo, aunque quitara derechos fundamentales a los trabajadores españoles, que costó mucho ganarlos. El hecho de que el Gobierno social-comunista tuviera que renunciar a la derogación a pesar de la promesa provocó el enfado de los partidos que ayudaron a Sánchez a poder formar gobierno y que votaron en contra en el sufragio del pasado jueves. Es cuando UPN (Unión del Pueblo Navarro), contra todo pronóstico, decide apoyar la reforma laboral con el voto de sus dos únicos diputados, Sergio Sayas y García Adanero, asegurando la aprobación de la reforma y el éxito del Gobierno. Pero al final los dos diputados, pensando que no podían ir en contra de su electorado, decidieron romper la disciplina de voto y esa decisión impediría el éxito de la reforma. Había, pues, fracasado, pero el error del citado diputado del PP la llevó al final a buen puerto por un solo voto de diferencia. Tanto el PP como el PSOE, se están lanzando acusaciones muy graves, de pucherazo y compra de voluntades, y la polémica puede acabar en el Constitucional. Al final no va a pasar nada, pero quedará una duda peligrosa, la de si el diputado del PP se equivocó de verdad al votar o si los dos representantes navarros rompieron la disciplina de partido porque fueron tocados por los populares, como acusó ayer, sin pruebas, Adriana Lastra. Una auténtica vergüenza, que viene en un momento muy bajo de la credibilidad de los políticos. Quizá el más bajo de la democracia.