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Una estatua para Rafa Nadal

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13 jun 2021 / 09:59 h - Actualizado: 13 jun 2021 / 10:00 h.
"Tribuna"
  • Rafa Nadal. / E.P
    Rafa Nadal. / E.P

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Como aventurara Ernesto Sábato, la luz crepuscular se demora sobre las modestas estatuas y sobre los senderos de hojas muertas, y es que las efigies dan grima...

Hace unos días, la organización de Roland Garros decidió ubicar una talla de Nadal en el recinto que fuera construido en 1.891 en homenaje a un piloto reputado de héroe por Francia.

El tenis es probablemente el único deporte regido por un sindicato, que no es más que una Asociación de jugadores, que explota el negocio al modo de una cooperativa piramidal, donde se llegan, según Agassi, a fingir lesiones por sanciones encubiertas de dopping, no sea que se nos caiga como el ciclismo.

La raqueta, rara vez fue de masas y siempre reducto de los más pudientes. No en vano era el deporte preferido de Samaranch, quien se recreaba nombrando a dedo a cada mandamás federativo, siempre de sangre azul y zapatos a los que hurtaban las trensas. Alguno de ellos incluso correspondía solazando al que fuera Presidente del COI al uso medieval.

De sus figuras, Higueras no fue nunca para ellos más que el conserje del Real Club de Tenis Barcelona, el mismo Pedralbes que acogía mediante la pulsera del gratis total a Urdangarin y sin solución de continuidad protestaba por su presencia tras su caída a los infiernos. Y el pobre Manolo Santana, nunca cesó en su temprano oficio de simpático recogepelotas...

Ayer Djokovic batió a Rafa después de trece años, entre el regocijo del público francés, silenciado por los medios. Ganar un Torneo puede ser la inspiración puntual del talento; pero ser número uno del mundo no solo es sudor sobre la arcilla roja o el verde de los grandes estadios.

Lo de Nole se intuía y por ello, en su previsión, (que el negocio se acaba), ha sufrido durante este último año todo tipo de escarnios y ataques mediáticos; conspiraciones varias para socavar su confianza y fe en sí mismo. Quizás Vdes ignoren que los principales jugadores, disponen incluso de responsables de prensa, y en estos casos, no solo inducen artículos elogiosos sobre los propios; sino que auspician publicaciones sobre los ajenos. Resulta divertido que a Djokovic se le critiquen las pausas en el juego o supuestas lesiones fingidas, sólo hay que ver los videos, o preguntarles (siempre en la intimidad) a Nicolás Almagro o a David Ferrer... Pero siempre aparece incluso algún jugador satélite de la propia Escuela que coopera con su oportuna crítica a favor de la justa causa que representa la marca.

Al igual que Assange fue espiado en la Embajada londinense de Ecuador por una empresa de Jerez, también es el lugar del verano que vivimos de Alejandro Sanz, donde algunos intuyen la malicia sobre el serbio, que –no lo olviden- es el representante elegido por los propios jugadores.

Fruto de ello, si algo ha pasado desapercibido en la prensa española, fue el hackeo ruso, de determinados documentos de nuestro admirado número uno, sobre los que nadie, hasta el día de hoy, ha permitido comentario alguno. Un periodista coriano sabe muy bien de qué hablo y de lo que implica la reflexión crítica cuando la crónica deportiva versa sobre dioses o héroes...

Pues bien, pese a esa campaña milimetrada contra Nole, ayer el serbio ganó a Rafa algo más que una Semifinal... Qué casualidad que ello coincidiera con la derrota de su depuesto tío Toni en las elecciones al Barca de Laporta. Con ello, todos lamentamos la gran oportunidad desperdiciada para la Entidad blaugrana de que alguien instruyera en valores a Piqué...

Las estatuas perpetúan frente al olvido que seremos. Nos evocan los momentos que vivimos en torno a ellas, como un hilo agarrado a un pivote de hormigón. Guerras que no eran las nuestras y de las que fuimos víctimas colaterales. Y es que al morir los ídolos, el público sigue mirando a la pista, ajeno a las inmóviles efigies y sus glorias. Agradecen y hasta aplauden a Macron por levantar el toque de queda, todo sea por el espectáculo, eso sí con mascarillas. A nosotros, el tono rojizo del amanecer, que todo lo iguala y relativiza, sólo nos recuerda el fraude que es, que son y hasta que hemos sido y si acaso, una vez, algún asilo al cuerpo...