La Gazapera

¿Una nueva ópera flamenca?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
21 oct 2022 / 09:30 h - Actualizado: 21 oct 2022 / 09:32 h.
"La Gazapera"
  • ¿Una nueva ópera flamenca?

La historia del flamenco se cuenta por etapas: la hermética, la de los cafés cantantes, la teatral, la ópera flamenca y la de los festivales de verano de los pueblos, los tablaos y las peñas. La Ópera Flamenca, creada por el representante extremeño Vedrines y su cuñado Montserrat, nació en la ciudad jinnense de Linares en 1926, según aseguró el célebre representante en una entrevista, y comenzó a morir a mediados de los años cincuenta, cando nacían los concursos nacionales, los festivales de verano, las peñas flamencas, el vinilo y los programas de cante en la radio andaluza. Con tanta fuerza llegó esta etapa, que hasta Chacón, Manuel Torres y la Niña de los Peines se dejaron de prejuicios y tomaron parte en aquellos grandes espectáculos de las plazas de toros. Es verdad que Chacón cerró su concurso con la magna gira de 1928, de Vedrines, porque murió en enero de 1929, y que Torres cantó poco en los cosos taurinos, porque se veía mejor en las reuniones de señoritos o en los cuartos. En cambio, la Niña de los Peines sí participó mucho en la ópera flamenca, sin prejuicios, porque era una gran profesional y le gustó ganar mucho dinero para costearse vicios como la compra de joyas o gestos como los de ayudar a familiares y amistades, al ser una mujer muy generosa. También tomaron parte otros cantaores como José Cepero o Manuel Vallejo, los guitarristas Ramón Montoya y el Niño Ricardo o bailaoras y bailaores como la Quica, Carmen Amaya o el Estampío. Fue una etapa muy criticada por los críticos puristas, pero también la más creativa y lucrativa para los artistas, sobre todo para Vallejo, el Niño de Marchena, Valderrama, la Niña de la Puebla, Caracol o Pepe Pinto. ¿Alguien ha reflexionado alguna vez sobre todo lo que se grabó en pizarra entre 1925 y 1955, en estas tres décadas prodigiosas? Pues a pesar de todo lo expuesto, la ópera flamenca fue machacada por un sector de la flamencología y por los propios artistas, los más perjudicados, los anclados en el clasicismo o la tradición gitana, como Antonio Mairena, Juan Talega o Fosforito. Hoy estamos viviendo otra nueva ópera flamenca y nadie dice nada. Pero con la diferencia, que en la anterior hubo grandes creadores y artistas, y que ahora hay grandes imitadores, salvo escasas excepciones. Se buscan de nuevo los grandes escenarios, los espectáculos de libretos y las bufonadas, como entonces, pero no hay un Niño de Marchena, un Manolo Caracol o una Niña de los Peines, salvo que, como aseguran algunos analistas alocados, consideren que Rosalía, la Tremendita, Miguel Poveda o el Niño de Elche son artistas flamencos revolucionarios, como aseguran algunos despistados e irresponsables que hay por ahí.