Desde la espadaña

Vehículos abandonados

Las calles de Sevilla se visten demasiado a menudo de luto con vehículos abandonados que están dando lugar a que las calles se conviertan en cementerios mecánicos

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04 oct 2019 / 08:51 h - Actualizado: 04 oct 2019 / 08:52 h.
"Desde la espadaña"
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Es condición humana que el deseo del fallecido es que se entierre en éste o en aquel lugar y aunque hasta hace poco esto se hacía en el cementerio, ahora está de moda que las cenizas queden esparcidas por el mar, en el cenit de una montaña o hasta en el césped del campo de fútbol del equipo de sus amores. Incluso tengo un amigo que me confesó que su deseo es que sus cenizas se esparzan a la entrada de la carrera oficial de un Domingo de Ramos; de momento, y que sea por muchos años, no he tenido que cumplir tal deseo.

Pero estos hechos de enterramientos se dan, también y penosamente, en esta Heráldica Sevilla con los vehículos abandonados. ¿Habrá un tema más difícil y complejo hoy en día para hacer en Sevilla? Lo penoso es que en estos casos, los vehículos no desaparecen sino que se quedan de por vida en esos lugares de calles sevillanas preferente y tristemente que, un día, sus dueños así lo desearon. Bien haría este consistorio en arreglar estos enterramientos mecánicos y metálicos pues si en esta ciudad encontrar un aparcamiento es obra de milagro y rezo, si encima el conductor observa en su paciente búsqueda los vehículos abandonados cada dos por tres, la tensión sube a veinte a punto de darle un shock nervioso.

La actual normativa para que el Ayuntamiento se lleve los vehículos abandonados y libere espacio de la vía pública, ha cambiado en los últimos meses pero sigue siendo demasiada farragosa y una angustia administrativa tremenda. Intervienen Lipasam y Policía Local pero tenemos casos constatados de vehículos denunciados, por los vecinos, que llevan tres y cuatro años en el mismo lugar con evidentes signos de abandono ¿No hay ningún responsable viario que sepa detectar estas cosas? No creo equivocarme que son cientos los vehículos abandonados y que volverían a ser plazas hábiles de aparcamiento. Y a más de uno, yo el primero, se nos ha quedado la misma cara de la Canina esperando días tras día que se llevaran ese vehículo abandonado que tiene uno justo debajo de su casa y que lleva sufriendo desde hace años; los mismos que hace que cada día pierda más de veinte minutos para encontrar aparcamiento.

La proliferación de vehículos con claros signos de abandonado en esta ciudad es la diferencia entre llegar a una cita en su momento y no con treinta minutos de retraso y, por extensión, se podría hacer, hoy en día, una ruta turística o más bien un itinerario anecdótico de coches abandonados por las calles de Sevilla porque el gran número de vehículos (coches y motocicletas) abandonados nos hace pensar que este ayuntamiento está creando una nueva forma del Barroco en las calles hispalense.

Igual que en Sevilla se está pidiendo el censo de los árboles de la ciudad, también se podría hacer un censo de todos los vehículos abandonados y seguro que nos llevaríamos una sorpresa; en definitiva, que se podría hacer un gran libro en Sevilla de estos vehículos.

Si no se lleva a cabo un programa por parte del Ayuntamiento hispalense para llevarse estos vehículos, nuestras calles tenderán a desaparecer y paulatinamente las ganas de venir a los barrios de Sevilla.

La idea de quién transita en Sevilla con un vehículo es que la búsqueda de aparcamiento por las calles sevillanas se ha convertido en un concurso de amazonas y, ya puestos, cuando en Sevilla no había coches a nadie se le ocurría abandonar en una esquina su cochecillo de mulas. Por ello, este Ayuntamiento sevillano debería hacer un análisis, y muy profundo, de los vehículos abandonados en la ciudad porque arreglar esta situación también es contribuir a la mejora de la movilidad en la ciudad que buena falta hace.

No olvidemos que como toda ciudad vieja y antigua, en Sevilla la arqueología tiene un gran campo de acción y me temo que si esto sigue su curso, dentro de unos años aparecerán por la ciudad muchos psicopáticos que relacionen estos abandonos con historias de fenicios, romanos o, vaya usted a saber, con el Rey Fernando III. Me imagino como dentro de unos años, los arqueólogos comunicarán a los responsables del Ayuntamiento la aparición de un amasijo de hierros, decolorados, oxidados y totalmente en cueros, en cualquier calle de la ciudad. E irán todos a buscar este hallazgo pertrechados con trajes y fundas especiales para, ahora sí, trasladarlo a un lugar donde poder examinarlo tranquilamente. Y después del examen, los hierros desnudos se quedarán solos en el almacén y entre esos arqueólogos surgirá la pregunta que los sobrecoja -¿Qué era? y todos responderán - no sabemos. Algo pasado e indefinible.