Salvar vidas es el mejor espíritu navideño posible. La Dirección General de Tráfico, eficazmente liderada por Pere Navarro, va a conseguir mantener vivas unas cuantas gracias al impacto que causa su emotivo anuncio para la campaña de concienciación con el fin de evitar accidentes y muertes. Con el lema 'Para que nadie tenga que recrear el álbum de las navidades que no pudiste vivir', la DGT nos sitúa a cada cual ante una perspectiva ineludible: imaginarnos que somos la persona que falleció, o el familiar que más pena su ausencia. Ojalá ver este anuncio fuera condición necesaria para ponerse al volante tanto en ciudad como en carretera. Que la inteligencia artificial ya estuviera tan desarrollada que los semáforos solo se pusieran en verde para los/as conductores/as cuya retina confirmara haber contemplado esa publicidad cívica. La reducción de la siniestralidad sería notable. Y más congéneres se comerían el turrón y las uvas en lugar de acabar como carne de súbito funeral y reguero de lágrimas.
El anuncio de la DGT, sin necesidad de imágenes sanguinolentas ni de colisiones dramáticas, nos alecciona con la verdad dolorosa en un hogar, el de Fanny, una mujer de 45 años de edad, que hace 39, cuando era una niña, se quedó sin padre porque otra persona cometió en carretera una grave imprudencia y provocó un accidente que cercenó la vida de su progenitor, de nombre Martín. Una víctima mortal que la campaña, de modo respetuoso, muestra ausente y presente en las fotos de su viuda y de sus cuatro hijos en los años posteriores a su trágica desaparición.
Busque en internet el anuncio y véalo. Dura 60 segundos. No me diga que no tiene tiempo para eso. Sobrevivir en carretera a los excesos propios y ajenos durante las fiestas no puede ser un carrusel de estúpidas temeridades. Ojalá algún día este tipo de contenidos digitales sean lo más visto en Instagram, en TikTok, en Twitch, en WhatsApp. Todos podemos contribuir a compartir el video de la DGT, tanto o más que las chorradas que se viralizan en modo guay. No me diga que no es factible plantearnos como sociedad alcanzar un objetivo elemental para salvar muchas vidas: llevar puesto sí o sí el cinturón de seguridad. Porque el 25% de las personas fallecidas en España en accidentes de tráfico durante 2021 no llevaba puesto el elemento más básico para salir indemnes de un siniestro. ¿Nos marcamos como reto reducir a la mitad en un año ese porcentaje de insensatez?. Lograríamos que cientos de personas siguieran disfrutando de la vida. También en Navidad.