La Casa Real española no gana para sustos. Y es que la familia del Rey Felipe VI se ha convertido en el peor de los enemigos de la institución. Es raro el día que no aparece en prensa una noticia hablando de conductas poco ejemplares, de escándalos de discoteca y sauna o de accidentes en los que la imagen de la Corona resulta gravemente dañada.
Victoria Federica ha protagonizado el último altercado conocido que afecta a la Casa Real. Parece ser que la sobrina de Felipe VI atropelló a una joven en el Real de Sevilla mientras paseaba a caballo y no se paró para interesarse por el estado de salud de la chica. Las versiones son confusas puesto que también se habla de un coche de caballos. Sea de una forma u otra, en La Zarzuela deben estar desesperados. Me temo que estarían encantados si Victoria Federica se fuera a vivir con el abuelo. Ya tiene piso (el de Froilán) y trabajo no le faltaría. Un problema menos para el Rey de España.
Es una pena que, haciendo el esfuerzo que hacen los reyes para que la imagen de la Corona mejore, parezca imposible que algunos de los familiares se comporten como se espera de ellos. Si es verdad que Victoria Federica tuvo la mala fortuna de atropellar a esa joven de 20 años, lo suyo es parar, ocuparse del accidentado, pedir ayuda y estar presente hasta el final. Porque, de no ser así, van a saltar sobre ti sin compasión. Y sobre la Corona. Y con razón por la falta de empatía, por la arrogancia que destila el gesto y por la altanería de niñata malcriada que parece estar detrás de todo lo que hace esta mujer.
Si el viaje del rey emérito ha sido discreto a más no poder (el anterior fue un auténtico desastre y una molestia para Felipe VI), la Feria de Sevilla es, ahora, el nuevo epicentro del escándalo.
Sea como sea, lo de Froilán y Victoria Federica es para escribir un manual sobre lo que no se puede hacer, sobre lo que es una educación desastrosa y un flaco favor a los que te rodean.