Violencia de género en la Bíblia

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08 may 2022 / 12:47 h - Actualizado: 08 may 2022 / 13:13 h.
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  • Violencia de género en la Bíblia

¿Sabes qué es la violencia de género? ¿Se habla de ello en tu casa, o en el grupo de amigos? ¿Se lo explicas a tus hijos y nietos? O, por el contrario, ¿prefieres silenciar este tema y pasar página como si no existiera? Tremendo, porque la violencia contra las mujeres sigue en aumento. Se estima que 736 millones de mujeres, una de cada tres, han experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual. En los últimos veinte años, más de mil mujeres han sido asesinadas en España por violencia machista. El maltrato psicológico, la vejación física y la violencia sexual que sufren las mujeres es preocupante y aterrador. Muchos países están incluyendo en sus agendas la erradicación de la violencia de género como objetivo prioritario. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer.

En nuestras sociedades contemporáneas siguen dándose episodios horrendos y estremecedores de violencia de género, como el que se narra en el pasaje bíblico que comento en mi vídeo, y que se encuentra en el libro de los Jueces 19, 22-30. Te animo a que lo visualices.

La iglesia interpreta este relato, al igual que el de Sodoma, de manera sexualizada, defendiendo que en él se condena la homosexualidad. Justifica esta interpretación haciendo un uso equivocado del verbo yadah, que traduce como acostarse con, cuando la traducción más acertada es la de conocer. Una lectura homófoba y sexualizada que surgió en la Edad Media y que hunde sus raíces en el mundo helénico. Esta forma de entender el pasaje no tiene en consideración el contexto cultural, religioso, lingüístico y literario en el que fue escrito, y ha terminado convirtiendo el relato en una especie de reportaje periodístico.

Otra forma de comprender este pasaje, la encontramos en quienes piensan que en él se habla de la falta de acogida y protección que experimentan los huéspedes del anciano campesino, por parte de los habitantes de Guibeá.

En su ensayo, Amores bíblicos bajo censura, el filósofo y escritor Renato Lings, defiende la idea de que el texto tiene un propósito político muy concreto: presentar al rey Saúl, originario de Guibeá, y a su tribu de Benjamín, desde una perspectiva denigrante e ignominiosa. Se trataría de algo así, como de una especie de novela policíaca de ficción, redactada con fines políticos. Argumenta su teoría, acudiendo a las referencias que encuentra en este pasaje, de la lucha de poder que existió en Israel entre los partidarios del rey Saúl y los del rey David. De esta forma, el autor sagrado pretende provocar en el lector enfado, indignación y repulsa por la nefasta gestión política de Saúl, que terminó sus días siendo rechazado por Dios y apartado del trono de Israel.

Sea cual sea la lectura que hagamos del pasaje bíblico, en ningún momento, en él se estigmatiza y rechaza la orientación sexual gay. Pensar que este pasaje condena la homosexualidad es un despropósito y anacronismo.

Aclarado esto, fijaré la mirada en el trato despiadado y mortal que recibe la esposa del levita, y que ha de ser considerado, en toda regla, violencia de género. Es verdad que, en la mente del autor del libro de Jueces, no existe como tal, la noción de violencia de género, ya que esta es posterior. Pero, no por ello, debemos obviar que este trágico episodio narra el maltrato que sufre una mujer, en manos de hombres violentos y misóginos.

Cuando estudiamos a fondo el relato, y lo contextualizamos en el libro de los Jueces, se pone de manifiesto que, aquellos hombres agresivos, lo que pretenden desde el inicio del relato es violar a la mujer del levita. Por eso le amenazan a él, porque sólo así conseguirán acceder a su esposa.

Por los verbos que se emplean en la narración, el autor indica que aquellos hombres humillan y maltratan a la joven, divirtiéndose a costa de ella. Así se mofan de su esposo y de toda su familia. Un abuso que, atendiendo a los vocablos hebreos que aparecen en el pasaje, no sólo es físico, sino también psicológico.

Una sociedad que da la espalda a millones de mujeres maltratadas, humilladas y violadas por hombres depravados y violentos, es una sociedad hipócrita y falsa. Una iglesia que no denuncia el sufrimiento de millones de mujeres, sometidas a hombres malvados y autócratas, es una iglesia hipócrita y falsa. Alejada de las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

Seguir creyendo que la violencia contra las mujeres es una realidad que sólo ocurría en las sociedades antiguas y poco evolucionadas, y que nada tiene que ver con el mundo del siglo XXI, es no querer reconocer la evidencia, y continuar perpetuando este drama. Seguir pensando que en la Biblia no se denuncia el trato violento contra las mujeres, es no querer entender la palabra de Dios.

¿Por qué la iglesia no habla de violencia de género? ¿Por qué mira hacia otro lado, como si proteger a quien está indefensa, no formara parte del evangelio? ¿Por qué les incomoda tanto, a ciertos jerarcas y eclesiásticos, aceptar que en la Biblia se denuncia la mentalidad androcéntrica, machista, misógina y patriarcal, que defienden algunas corrientes políticas y sociales emergentes? Quienes gobiernan la iglesia, después de leer este pasaje, ¿pueden seguir pensando que en la Biblia no se contienen episodios de violencia de género? ¿Se justificarán diciendo que es una moda superficial y pasajera? ¡Pues bien claro que aparece en la Biblia!