La Tostá

Viva el periodismo decente

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
08 jul 2020 / 08:21 h - Actualizado: 08 jul 2020 / 08:24 h.
"La Tostá"
  • Viva el periodismo decente

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Soy un periodista de vocación, lo que llamamos un autodidacta. No soy licenciado en Ciencias de la Información, pero tengo varias licenciaturas no menores: las de panadero, empapelador, sastre, camarero, calicatero, escayolista, alicatador y pintor. Un día, escuchando hablar por la radio a Miguel Acal, el crítico flamenco de La Voz del Guadalquivir, dije que quería ser locutor de radio y hacer un programa de flamenco para decir que El Carbonerillo era el genio del cante sevillano. No sé cómo, pero con 22 años -es decir, hace cuarenta-, y siendo analfabeto, empecé a escribir en una máquina que me trajeron de Ceuta. Lo hacía con un dedo y tardaba una hora en escribir medio folio. Para irme soltando copiaba libros y tardaba seis meses en copiar cada libro, una barbaridad. Veía películas subtituladas para aprender cómo había que poner las comas y los signos de admiración e interrogación. Tuve que memorizar un diccionario entero para saber qué palabras eran esdrújulas o ponerle el acento a cabrón. Cuarenta años después, y tras mucho trabajo y superación, con decenas de miles de artículos y doce libros publicados, puedo presumir de ser columnista de El Correo de Andalucía, donde llevo la friolera de 36 años. No se lo van a creer, pero un artículo mío, la Tostá del 14 del pasado mes de junio -A la Sexta va la vencida-, tuvo 572.176 visitas. Ese mes, 664. 684 en treinta artículos de opinión. Alguien que sabe mucho de esto me dijo que una columna de opinión digital que tenga quinientas visitas, es ya una columna muy leída. Esto lo he logrado porque amo el periodismo y soy un alma libre que no se deja amedrentar por nadie. Viene esto a cuento por todo lo que está pasando en España con el periodismo, donde un vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, poco defensor de las opiniones que no le favorecen, está intentando llenar de forraje esta bendita y hermosa profesión. Dice, desde la Moncloa, que también el periodismo tiene que ser criticado. Sobre todo el que no hace ensalzas a sus pretendidas virtudes políticas, claro. Le quiere echar un pulso al periodismo decente y lo va a perder. Ojalá lo pierda y se le bajen los humos de espantapájaros. El periodismo, si es decente, es un enemigo difícil de batir.