La Tostá

Volvemos a las andadas con las mascotas

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
22 jul 2021 / 09:07 h - Actualizado: 22 jul 2021 / 09:10 h.
"La Tostá"
  • Dos perros rescatados de un maletero.
    Dos perros rescatados de un maletero.

TAGS:

Nos dijeron algunos sociólogos al inicio de la pandemia que el virus nos iba a cambiar definitivamente para bien pero parece que no acertaron. Bajó bastante lo del abandono de mascotas en nuestro país y hasta aprovechamos el confinamiento para adoptar perros, pero en cuanto nos han vuelto a dar cuerda larga, los estamos volviendo a abandonar. Para que se hagan una idea del drama, cada cinco minutos los españoles abandonamos tres mascotas. A lo largo de mi vida he presenciado en tres ocasiones el abandono de un perro en una carretera y acabé con el corazón roto viendo al animal corriendo detrás del vehículo del dueño, con la lengua fuera y el miedo en los ojos. En una de estas ocasiones, un perro labrador metido en kilos fue atropellado. El dueño lo vería por el espejo retrovisor, paró un minuto pero continuó su camino sin atender al pobre animal, que seguramente adoptaría siendo un cachorro y que sería durante meses o años la alegría de la casa. Esto ocurre con demasiada frecuencia en nuestro país, donde abandonamos unas cien mil mascotas al año, la mayoría al inicio del verano para irnos de vacaciones. Cuando llega junio aumentan las mascotas aplastadas en las carreteras, una escena terrible que nos hace peor como país. Parece que el Gobierno va a legislar sobre las mascotas y espero que sea en serio porque comenzaría a creer de nuevo en la clase política. Tengo ocho mascotas en casa, en el campo, que son mi vida y me cuesta entender que alguien pueda abandonar a su perro en una carretera, no solo por el peligro que esto entraña para las personas, por los accidentes, sino por lo que significa echar de casa a unos animales que nos dan tanto cariño y que nos son tan fieles. Un perro nunca lo haría y se jugaría la vida sin pensárselo por salvar la de su compañero. Tuve un perro, Surco, un pastor alemán, que me salvó la vida dos veces, una de morir aplastado por una tapia y otra enfrentándose a tres perros de presa que me iban a devorar en el campo. El día que murió Surco, por la incompetencia de una veterinaria de Mairena del Alcor, lloré tanto que se me secaron los ojos. Tres años después aún lo hago cuando me aparece en el ordenador alguna fotografía suya. Quien abandona a un perro a su suerte y es capaz de echarse a dormir tan tranquilo, es un monstruo.