La Tostá

Vuelven los festivales

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
07 jun 2021 / 07:55 h - Actualizado: 07 jun 2021 / 08:04 h.
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  • Vuelven los festivales

La mejor noticia de estos días es que regresan los festivales flamencos del verano, o sea, el pan de los artistas, de los profesionales que viven de cantar, bailar o tocar la guitarra en los escenarios. No solo los festivales potentes, sino esas pequeñas citas jondas de los pueblos, grandes o pequeños, que nos invitan cada fin de semana desde junio a septiembre a disfrutar de un arte que cuando parece que va a morir, se pone en pie y camina orgulloso y tieso como un junco. Siempre ha sido así, además. Acabada la Guerra Civil de 1936, se decía que el franquismo acabaría con el flamenco y no fue ni mucho menos así. Es más, la mayoría de los grandes festivales de verano de los que hoy disfrutamos nacieron en el franquismo, así como concursos nacionales como los de La Unión o Córdoba. También llegaron las peñas flamencas, que aunque son cuestionadas, lo cierto es que parecen imprescindibles para el sostén de este arte y sus profesionales. En el franquismo, el flamenco se organizó, nació la flamencología y se metió en la Universidad como materia cultural de estudio.

Y eso que iba a morir, según los más agoreros. También iba a morir por culpa de la pandemia y ahí está, tocado pero no hundido. Cada día nos llegan los carteles ya cerrados de los principales festivales de los pueblos, esos que nacieron en los cincuenta y los sesenta del pasado siglo, como el Potaje Gitano de Utrera, que se celebrará este mismo mes y que rendirá homenaje a Manuel Moreno Maya El Pele. Y el Gurugú, de Arahal, condecorará al bailaor Antonio Canales. La maquinaria flamenca vuelve a funcionar, perfectamente engrasada, y eso quiere decir que los profesionales respiran definitivamente después de un año de pasar las fatigas de la muerte. No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Lamentablemente, hay tablaos que a lo mejor no vuelven a abrir sus puertas, y esta no es una buena noticia. Sin embargo, sabemos que nacerán otros y nuevas salas comerciales para que se reactive definitivamente el sector con el regreso del turismo a nuestras grandes ciudades. No hay manera de acabar con el flamenco y los flamencos, y eso que a veces lo intentan. Incluso los propios flamencos.