Y con 84, ¿dónde vas?

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26 may 2018 / 20:51 h - Actualizado: 26 may 2018 / 23:28 h.

Así hablaba Pedro Saura, portavoz en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados por el PSOE, hace justo un mes: «Señor Montoro, no vamos a apoyar los presupuestos porque son unos presupuestos de derechas y ya tiene socio de derechas para apoyar esos presupuestos» (protestas y aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie). Y ahora llega Pedro Sánchez con su moción de censura, justo cuando la ley de presupuestos va a comenzar su tránsito por el Senado. Dependerá de como se ajusten las fechas, pero si el líder socialista logra reunir los apoyos suficientes puede que tenga que gestionar unos presupuestos de los que abomina. O pudiera ocurrir que llegase a tiempo para, como Presidente del Gobierno, retirarlos del Senado y paralizar así su tramitación y, por añadidura, al país entero. Algo normal por otra parte si lo que se quiere es gobernar desde las propias convicciones. Se discute sobre si la retirada es constitucionalmente posible, pues se trata de la ley de presupuestos y no de otro tipo de ley (sobre estas últimas no hay discusión de que el Gobierno puede retirar los proyectos de ley que se encuentran en tramitación), pero precedentes ha habido (Andalucía, 1994). O puede que ocurra lo contrario, que con consentimiento tácito del propio un Sánchez Presidente y sin hacer mucho ruido, es decir, sin tan siquiera mentar el tema –pelillos a la mar–, se pacte retrasar la moción de censura en varias semanas para que el Senado apruebe la ley que más tranquiliza a Bruselas y, a buen seguro, al propio Pedro, una ley de derechas.

De entrada el apoyo del PNV sería así más sencillo, pues los presupuesto euskaldunizados de Rajoy serán los últimos que se aprueben en esta legislatura. Para Podemos el escenario es incluso más favorable, que en esto han tenido a los de Cs como maestros del pragmatismo. Sea para el PSOE todo el gobierno, es decir, toda la responsabilidad, y para los de Iglesias el manejo de la espada justiciera desde los cómodos sillones de las Cámaras. Es por eso que no piden nada a cambio, la ganancia llegará por añadidura. Después están los otros, los independentistas catalanes, imprescindibles en el apoyo a la sanchística moción de censura toda vez que Cs no va a participar en un juego del que no ha escrito las reglas. Seré franco, hoy por hoy no me fiaría del apoyo de quienes solo buscan la debilidad del Estado. Y no se trata de un prejucio, sino de lo aprendido con la lectura de decenas de artículos escritos por los estrategas del procès. Tengo el convencimiento de que con estos hay que sentarse a hablar, y pronto, que es imprescindible que así sea. Pero es de primero de negociación que a esa mesa es mejor no sentarse debiendo favores o con fuertes hipotecas, mucho menos si estas te debilitan ante los ojos de la mayoría.

Pedro Sánchez quiere ser Presidente de España con 84 diputados por dignidad democrática. Me parece bien, es loable el empeño y razones sobradas hay. Pero la política no va de buenas intenciones, ¿todavía no lo has aprendido?