Partiendo de la base de que cada día confío menos en la clase política, ayer me gustaron algunas cosas de las que dijo en el discurso de su investidura el que será el próximo presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, del Partido Popular. Tantas ganas tenemos de que cambie algo en Andalucía que hasta nos puede ilusionar un señor que ni siquiera nos cae bien, y hablo por mí. Ni él ni su partido. Pero es que o tenemos fe en que esto puede cambiar para bien o nos cortamos definitivamente la coleta del optimismo político en Andalucía. Ayer le veía la cara a Susana Díaz y parecía que le habían quitado su casa, el marido y algo más. La leona de Triana estaba que mordía. Es normal, porque su partido llevaba casi cuarenta años mandando en el cortijo, dicho con respeto, porque no hay nada más sano y hermoso que un cortijo andaluz. ¿Y si fuera para bien este cambio del socialismo por la derecha o, como diría la propia Susana, las derechas? ¿Y si resulta que se crea empleo, que es la prioridad del nuevo Gobierno, según dijo ayer el futuro presidente? Que crece la inversión extranjera, cambia el futuro de nuestros jóvenes y se abre una etapa fundamental para todos. ¿Es esto posible o solo un puñado de buenas intenciones? Lo digo porque la gente va a volver a creer y a tener fe en que un nuevo cambio es posible, el que tuvimos hace cuarenta años y el que vendrá ahora. Porque algo va a cambiar, de eso no hay duda, aunque a lo mejor no en la medida que nos están diciendo. Pero ya toca, ¿no? Es que Andalucía está a la cola de muchas cosas fundamentales, aunque vivamos mejor que hace cuatro décadas. Faltaría más. Tenemos mucho valor como región y somos envidiados en bastantes aspectos por otras regiones del mundo, pero estamos demasiado atrasados en muchos otros aspectos. Si con casi cuarenta años de socialismo ha llegado la hora de un cambio, que puede que sea para bien, ¿a qué viene eso de mandar tan pronto a la gente a que patalee en la calle? No olvidemos que es un cambio que ha salido de las urnas, la decisión de muchos andaluces y muchas andaluzas que estaban asqueados de la etapa anterior.