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Actualizado: 11 ene 2023 / 06:45 h.
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  • Foto: EFE
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Hoy he cumplido ya 65 años, que se dice pronto. Podría estar contento porque en un país normal me podría jubilar hoy mismo, pero tendré que esperar a tener catorce meses más. Y ya veremos si puedo en marzo del año que viene o tengo que seguir siendo un esclavo, de autónomo, trabajando para el Gobierno, que entonces, y no antes, me dará una pensión para que me muera de asco y viva con necesidades hasta que venga La Pálida a abrazarme y me pille sin dientes y derrotado por la artrosis o la próstata. Si me jubilara hoy mismo, con cincuenta y tres años trabajados, el Gobierno me daría doscientos o trescientos euros más que a quien no le ha dado nunca un palo al agua. Por tanto, seguiré esclavizado, pero disfrutando con el trabajo que siempre me ha gustado: escribir de flamenco, o de lo que sea. ¿Qué haría jubilado? Morirme en tres meses. Prefiero seguir escribiendo y denunciando cada día a una clase política podrida, en general, en la que dejé de creer hace años, cuando supe que todos eran iguales. En todos estos años he conocido a políticos honestos y con sentido de servicio público, claro, pero pocos. Los cambia el poder y, por tanto, el dinero y los privilegios que les proporcionamos los ciudadanos con nuestro sudor. Son humanos, aunque a veces cueste creerlo. Eso no quiere decir que tengan humanidad, porque si no son capaces de renunciar a sus privilegios, con tanto paro y tanta miseria, con millones de personas con problemas para comer y pagar la luz, es que no la tienen. Ellos, los líderes políticos de todas las ideologías, se forran a costa del esfuerzo de los ciudadanos, que estamos como estamos, aunque los medios afines al Gobierno escondan la pobreza, el desempleo juvenil, la subida de los delitos sexuales y de odio entre los jóvenes, la corrupción o el manoteo con la Justicia. Sí, cumplí ya los 65 años y no voy a soplar hoy ninguna vela porque no tengo nada que celebrar. Celebraría que el Gobierno me dejara de robar,que no se quede con la mitad de lo que gano y que no me tome más el pelo con lo de asegurarme una pensión. Que no me obligue a seguir esclavizado para darme al final tres euros más que a quien no ha aportado ni un solo euro al Estado, sea español o no, que eso me importa tres leches. Celebraría si no tuviera que seguir manteniendo a ministros o ministras como Garzón o Irene Montero, que me parecen una vergüenza, o soportando a un presidente mentiroso, derrochador y engreído, que al menos a mí me ha empobrecido como trabajador. Gano, escribiendo, bastante menos de la mitad de lo que ganaba hace cinco años y pago tres veces más por todo.

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