Ojana in Excelsis

Ya vamos a estar cantando el Resistiré en los balcones

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Juanmi Vega @Juanmivegar
30 ago 2020 / 06:00 h - Actualizado: 30 ago 2020 / 06:00 h.
"Ojana in Excelsis","Coronavirus"
  • Viñeta realizada por El Loco del Color.
    Viñeta realizada por El Loco del Color.

Que nos van a confinar más pronto que tarde lo sabe hasta el apuntador. Muchos le echan la culpa a los jóvenes, que se van de botellón y piensan que con ellos no va la historia. En parte tiene razón, pero sólo en parte.

El otro día, en la puerta de un supermercado, una señora hablaba por teléfono, sin mascarilla, a viva voz diciendo que los PCR no servían para nada porque el virus no existe y que la mascarilla la llevaba para que no la multasen. Una especie de Miguel Bosé sin que don Diablo se haya escapado.

El viernes, la US anunciaba que habrá exámenes de septiembre presenciales. Los alumnos mostraron su indignación con la facultad por poner en «riesgo la vida de sus mayores». Muchos de esos que alzan la voz son los que luego van con el lote a casa de fulanito para hacer una fiestecita de 20 personas. Aulas abiertas no, pero cachimba para compartir al medio.

La culpa es igual que las películas infantiles de Disney: para todos los públicos. Da igual la edad.

Que los políticos nos mientan tampoco ayuda. ¿Cuántas veces se ha recordado esa frase de Fernando Simón diciendo que sólo habría uno o dos casos aislados?

En la serie The Crown, hay una frase de Churchill que es esclarecedora. Durante la gran niebla de 1952, la población se vio obligada a llevar mascarillas. El británico, en dicho capítulo de la serie, alegaba que su uso no era para prevenir de la enfermedad, era para que la población viese que los gobernantes estaban haciendo algo.

Más que Resistiré deberían de cambiarle el nombre por me resignaré, porque la situación, con un número de contagios registrados superior a los momentos cumbres de la pandemia, hace presagiar otro confinamiento.

Cierto que la situación es diferente. Ahora se hacen más test que antes. Muchos se enteran ahora que han pasado la enfermedad y tienen anticuerpos. En lo alto de la primera ola, hubo mucha gente con la enfermedad a la que no se le hizo la prueba porque no eran población de riesgo.

No creo que la ciudadanía esté incumpliendo las medidas y las recomendaciones del Gobierno. El 99 por ciento de los ciudadanos lleva su mascarilla y guarda la distancia de seguridad. La mayoría de los bares desinfectan antes de que se siente un cliente y ofrecen la carta en un código QR.

Los que nos gobiernan están dando palos de ciego, pero nadie está preparado para una pandemia de estas características. Es una guerra en la que no se ve al enemigo y tampoco tenemos armas para poder combatirla, salvo el sentido común y la responsabilidad.

La gente no se quiere contagiar. Nadie en su sano juicio quiere estar metido en un hospital intubado o llevarse por delante a un familiar.

Un nuevo confinamiento sería un rejón de castigo muy grande para la economía de un país que se entregó al ladrillo y a los que vienen de fuera, pero es eso o la vida.

Vayan sacando las esterillas y las pesas que compraron durante el confinamiento y que guardaron cuando se empezó a salir de nuevo a la calle. Hagan acopio de pastillas de carbón para encender incienso que nos retrotraiga a la última primavera que un bicho invisible no nos robó. Preparen las gargantas y las palmas y, por último, pero no menos importante, papel higiénico, aunque seguro que a más de uno todavía le quedan reservas. Ojalá me equivoque.