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Xi Jinping. / EFE
La pandemia que estamos sufriendo va a modificar el mundo que conocemos. De momento, nuestros hábitos y nuestra percepción de la realidad ya han sido desbaratados por completo. Pero hay cosas que van a verse alteradas en el futuro y que afectarán decisivamente a todos los países del mundo.
Las estrategias geopolíticas de los países más poderosos van dibujándose con claridad desde hace unos meses. Mientras las políticas erráticas de Donald Trump empequeñecen la importancia de los EEUU en el mundo actual, China se va colocando en cabeza utilizando su poder económico y cualquier arma que tiene a su alcance con la que alcanzar sus objetivos.
Cualquier proceso electoral, cualquier avance científico o cualquier cambio social, están en peligro dadas las circunstancias. Los hackers internacionales (con los que cuenta China, a la cabeza) se han convertido en la nueva infantería, en un cuerpo de élite imprescindible para ganar cualquier batalla. Las interferencias que provocan estos, y los espías más tradicionales, son la causa de buena parte de las distorsiones que sufren los países de forma abrupta e inesperada.
China quiere liderar el mundo y aprovecha que al frente de los Estados Unidos de América se encuentra el peor presidente de toda su historia. China avanza de forma incontenible en el 5G y en la inteligencia artificial, mientras en EEUU se abandonan planes de cooperación con países clave en la estructuración del poder mundial.
Falta saber si en Europa seremos capaces de hacer algo por nosotros mismos y por el resto del mundo o nos limitaremos a observar cómo las potencias mundiales se hacen con el control absoluto.