Ataque al idioma

Image
04 nov 2020 / 11:26 h - Actualizado: 04 nov 2020 / 11:28 h.
"Educación","Editorial"
  • Isabel Celaá. / Fotografía: Chema Moya (EFE)
    Isabel Celaá. / Fotografía: Chema Moya (EFE)

El sistema educativo español siempre ha sido utilizado como moneda de cambio por los partidos gobernantes. Nunca, desde 1978, ha existido consenso alrededor de algo tan esencial como es la enseñanza de nuestros niños y jóvenes. Y este es un problema gravísimo que afecta a todos y al futuro del país. Es evidente que los niveles académicos que adquieren los estudiantes están muy por debajo de lo esperado.

Isabel Celaá prepara una ley alejada, otra vez, de ese consenso tan saludable como necesario. Y esa ley llega amenazando a la enseñanza concertada y con rebajas de exigencias académicas inexplicables, innecesarias y lesivas hasta el extremo. Por si era poco, las presiones de nacionalistas e independentistas están siendo enormes dado que Pedro Sánchez necesita sus apoyos para poder gobernar; presiones dirigidas hacia una eliminación paulatina del castellano como idioma vehicular en Cataluña, País Vasco o Galicia. A río revuelto, ganancia de pescadores, dice el refrán y se puede aplicar a esta situación en la que en algún territorio, sin decir una palabra, podrán utilizar lo que dice la ley. Ahora o en el futuro cuando una fuerza nacionalista gobierne.

La Ley Celaá hará referencia (con muy poca intensidad) al deber de las Autonomías de garantizar el derecho a recibir la educación en castellano y en las lenguas cooficiales de acuerdo con la Constitución y el Estatuto de Autonomía que corresponda.

El provincianismo más absoluto se impone. Y es que los nacionalismos del siglo XXI son eso, provincianismos. Se impone una mirada corta porque Sánchez prefiere sacrificar cualquier cosa para mantener intacta su presidencia. Sánchez hace suyas las tesis nacionalistas o las independentistas o las de cualquier colectivo con enorme facilidad y aunque el precio para el país sea desproporcionado.

Los derechos de los españoles respecto al uso de sus idiomas son y están muy claros, y nadie puede ir en contra de lo que dice la Constitución o la Ley de Educación.

El lenguaje es el gran patrimonio del ser humano. El idioma es el vehículo utilizado para que ese lenguaje se convierta en una herramienta poderosa y definitiva. La más poderosa y definitiva que tiene a su alcance una persona. Resulta, por tanto, increíble que en España exista una clara tendencia a limitar el aprendizaje y uso del castellano, un idioma compartido por más de 600 millones de almas.

Pedro Sánchez parece no tener límites en su intento de afianzar su mandato. El gran problema es saber quién se tendrá que hacer cargo de las facturas que quedarán pendientes.