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Fernando Garea. / EFE
El cese de Fernando Garea como presidente de la agencia pública de noticias EFE, es un síntoma más de cómo quieren gobernar Pedro Sánchez y Pablo Iglesias este país.
A Garea se le comunicó la intención de Sánchez en una cafetería. Esto es ya motivo suficiente para que los responsables se sientan avergonzados como poco y pone de manifiesto la prepotencia del que cree que gobernar le otorga el poder absoluto. Garea ocupaba el cargo desde 18 meses atrás y en su carta de despedida a los trabajadores dice que «una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno» con lo que queda claro cuáles son las razones de su cese. Todo apunta a que Sánchez, ahora animado por un vicepresidente que nunca ocultó sus intenciones respecto a los medios de comunicación, intentará controlar la agencia buscando el beneficio gubernamental. La sustituta de Garea será la periodista Gabriela Cañas.
Es una pena que un Gobierno que se ha colocado la etiqueta de progresista intente, ya casi sin ocultarlo, controlar parte del periodismo libre y veraz español. Con ello solo conseguirá mayor dificultad para que la democracia crezca y sirva de marco para que los españoles puedan desarrollar sus libertades personales. Una persona mal o poco informada no puede ser libre porque carecerá de criterio y de las herramientas necesarias para formarlo con el tiempo.
Primero, con descaro, el objetivo fue la Fiscalía General del Estado. Hoy mismo, Carmen Delgado pasará el último filtro en el Congreso de los Diputados para que pueda ser nombrada. Un nombramiento poco estético y éticamente discutible. Ahora, es el turno del periodismo.
Todo comienza a ser alarmante, sobre todo para aquellos que quieren defender su libertad y una comunicación independiente y tan objetiva como puede llegar a serlo.