Efectos negativos del coronavirus en la economía

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28 feb 2020 / 08:00 h - Actualizado: 27 feb 2020 / 23:23 h.
"Editorial"
  • Palacio de la Bolsa de Madrid. / JAVIER LIZÓN (EFE)
    Palacio de la Bolsa de Madrid. / JAVIER LIZÓN (EFE)

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Mientras la OMS intenta encontrar fórmulas que impidan una pandemia que ya parece inevitable, lo cierto es que el efecto sobre la economía mundial de esta crisis sanitaria se está convirtiendo en un efecto colateral de enorme importancia.

Está claro que uno de los retos actuales de la humanidad es contener los efectos negativos que pudiera acarrear una crisis sanitaria como la que estamos sufriendo en estos momentos. Aunque se puede intuir que esta vez no será especialmente grave, se trata de un aviso más. No hace tanto que el planeta entero se vio amenazado por la que se conoció como ‘gripe aviar’. Ahora es el coronavirus de Wuhan. La superpoblación hace que cualquier alarma sea, desde su nacimiento, en un problema monumental.

Uno de los grandes efectos negativos es el económico. En el caso actual, ya comienza a dibujarse una realidad que puede convertirse en el comienzo de otra época de crisis, en el inicio de un bache inesperado que convierta la realidad de los países en algo mucho más hostil de lo previsto hace unas fechas. El desplome de las bolsas de todo el mundo comienza a ser preocupante y coloca los índices al nivel de épocas cercanas en las que la crisis económica lo arrasaba todo. El PIB mundial se verá resentido, el PIB local de los países se verán resentidos, los inversores escapan despavoridos en busca de refugios más seguros y dejando huérfanos eso que llamamos mercados.

En España, el IBEX ha caído cerca de un 11 por ciento en la última semana colocándose por debajo de los 9.000 puntos. La banca, las aerolíneas y el turismo, está siendo castigado con dureza.

Siendo ciertos estos datos, es necesario que la calma se imponga. Todo parece indicar que la alarma que se ha provocado con esta crisis sanitaria es exagerada y que, todavía hoy, no se justifican situaciones de pánico o de histeria ante una realidad que la estadística no nos permite catalogar como desastrosa.