- Asamblea General de la ONU, en una imagen de archivo. EFE/Andrew Gombert
El mundo entero quiere cumplir con la Agenda 2030 aunque no parece que ese deseo sea firme e inquebrantable. Si centramos la atención en algunos datos, parece que el mundo entero juega a parecer una cosa siendo otra bien distinta.
El informe ‘Tiempo de crisis, tiempos de cambio. Ciencia para acelerar las transformaciones hacia el desarrollo sostenible’, que ha presentado la ONU y ha sido elaborado por científicos independientes, es muy claro y dice que el mundo ‘está muy lejos’ de cumplir los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pactados el año 2015 por los líderes mundiales; que los ODS retrocedieron frente a la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 y lo siguen haciendo frente a la guerra de Ucrania. La lucha contra la pobreza, la desnutrición o contra el cambio climático, se están perdiendo con claridad. No han ayudado los desastres naturales o la subida de precios descontrolada y descomunal que se producen regularmente a lo largo del planeta. Todo mal y todo al mismo tiempo.
Desde el año 2015, la cifra de personas que se encuentran en situación de extrema pobreza ha alcanzado los setecientos millones. Se calcula que en 2030 sobrevivirán con alrededor de dos dólares diarios aproximadamente quinientos setenta y cinco millones de almas. Hay que sumar otro dato a este que ya es escalofriante: se puede llegar a rozar el diez por ciento de la población en situación de desnutrición. En este caso, han sido setecientos cuarenta y cinco millones de personas las que se han incorporado a la grotesca y triste lista de los que pasan hambre (de moderada a grave) desde el año 2015.
La falta de campañas de vacunación a nivel mundial o la guerra de Ucrania (que ha provocado una crisis energética sin precedentes) o el fracaso escolar galopante, son los síntomas y, a la vez, causas de un futuro que queda en entredicho y pone en peligro muchas cosas.
El mundo ha de cambiar. Eso es algo indiscutible. Una sociedad moderna, una Humanidad que quiere sobrevivir, no puede permitir que, por ejemplo, seiscientos setenta y cinco millones de personas no tengan acceso al sistema eléctrico. Y, por supuesto, una sociedad global incapaz y transitar hacia energías limpias con rapidez y decisión, no puede pensar en un futuro largo y estable. Los datos son definitivos: el mundo ya es 1,1 grados centígrados más cálido que la época preindustrial; y en 2030 estaremos hablando de 1,5 grados centígrados. Eso significa que estamos destrozando nuestra casa y condenamos al ser humano sin solución.
Es necesario que los líderes políticos se atrevan a jugarse el despacho presidencial a cambio de hacer algo por el planeta y la Humanidad. Por muchos intereses económicos y presiones que pueden empujar, nada hay más importante que la supervivencia de la especie humana. Nada. Sería una forma hermosa de pasar a la Historia y no por dejar que el planeta se convirtiera en un infierno.